cap 10

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Luego de una semana de arduo trabajo, Tom decidió que ya era momento de ver a su pequeño. Había hablado con los nuevos padres de su hermano, y habían quedado en varios acuerdos. Por ejemplo; Tom iría a visitar a Bill casi todos los días, le mandaría dinero mensual, y sobre todo, algo que había pedido como un gran favor... que fuera Tom, quien consiguiera el dinero para la operación de Bill.

Al princio fue negado, ya que manos padres sabían en que condiciones se encontraba Tom económicamente y sabían que no podría pagar a tiempo. Pero a la tanta insistencia del mayor, fue aceptado.
Tom dejo de ir a ver a Bill por una semana, y eso le dolía. Hacia que su pecho le dolía con punzadas que le partían. Lloraba todas las noches, con el dibujo que su hermano había hecho para él, aún no lo tenía con él, y siempre lo llevaba con él a todos lados.

Justo ese día, volvería a ver a Bill. Pero no en el horario que normalmente había ir, hoy iría en la oscuridad, en la noche. En la madrugada para ser exactos. Sabía que Bill no quería verlo, y aunque le dolía, debía aceptar su decisión.
Tom se encontraba contando todo el dinero que había recaudado, y fue decepción pura. Tan solo diez mil dólares recolectados hasta el momento; no llegaba ni a la mitad de lo acordado para la operación. Se sentía fatal.

Todo el dinero, lo volvió a guardar en la pequeña caja que tenia al lado. Y la dejo ahí. Sin esconderla. Se dejo caer en el suelo, cansado.

– Soy un imbecil.– se dijo así mismo. Cada día era más cansado que el otro.

Ahora solo quería esperara que fuera de noche, tan noche que solo él estuviese en el calle, para poder ver a su bebé.

***

Entro precavido a la habitación de su pequeño, sin ser visto. Cerró la puerta lo más inaudible posible, sin despegar la mirada del pequeño cuerpo tendido de su hermano. Sonrió al ver aquella escena tan pura.

Camino hacia él, hasta quedar muy cerca. Alzó su mano, con la intención de dejarla caer en su gorda mejilla. Y lo iso, acaricio esa suave piel.

– Eres un ángel... lamento mucho todo lo que te estoy asiendo.– cada día que pasaba sin ver de Bill, era como si le hubiesen clavado miles de clavos al corazón.

Mientas acariciaba de su pequeño, noto sus ojos inchados de tanto llorar. Quiso pensar que lloraba por saber que tendría nuevos padres y no que esa lagrima eran por él.

– Yo no merezco tus lagrimas. Sabes.– acomodo su garganta.– Se que me odias, y lo entiendo, yo también me odio...

Se adorrillo ante la camilla, tomó la mano del pequeño y la beso muchas veces.

–Apesar que me odias, yo te amo.

Mierda. Era mucho amor.

***

Cuando Tom salió de la puerta, Bill se rompió por decía vez en el día o bueno, en un nuevo día.

En realidad... no pudo pegar el ojo en todo el día y se quedó esperando a que Tom llegara. Siempre tenía la ojos pegados a la puerta deseando que fuera abierta por la persona que anhelaba ver. Hasta que cayó la noche, y cuando se iba a dar por vencido, Tom entró. Lo había deseado por tanto tiempo, pero esta vez se sentía incapaz de hablarle.
Bill optó por hacerse el dormido, sin moverse un solo centímetro.

Estaba llorando, deseando que nuevamente entrará para calmar sus sollozos. El alma se le oprimía al recordar lo malo que fue con su hermano aquel día.

– Perdón Tom...– sollozo con las manta blanca entre sus manos, sintiendo el aroma de su hermano. Paso su pequeña mano por su mejilla derecha, en donde la de su hermano había acariciado.

– Yo también te amo mucho...

Le dijo a la nada, por que ahí no había nadie quien lo escuchase.

@Anatwinces.



Solo los dos [Toll] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora