Cuando nos conocimos... te odie desde el primer momento que te vi... quien diría que cuando me enamoré de ti no sabía cuánto podía ser capaz de amar a alguien con este roto corazón...
Tras cuatro años de vivir juntos Aslan y Ander entrarán a una nue...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Cuando nos conocimos... te odie desde el primer momento que te vi, tanta arrogancia en una persona me asqueaba, odiaba todo de ti... tu mal humor, tu inevitable sarcasmo por la mañana, ese sentido de superioridad... joder quien diría que aquellas cosas que tanto odiaba de ti terminé por amarlas
La arrogancia con la que hacías las cosas que te decían que no podías hacer por tener una discapacidad física, el mal humor que es tu fuerte para sobrellevar las cosas... no puedo decir que amo tu sarcasmo pero siempre sabes aliviar los malos momentos con el.. y esa superioridad que demostrabas solo es el camuflaje de la persona que eres.
Si cuando nos conocíamos no sabía que podía llegar amar tanto tus defectos pero aquí estábamos 4 años después viviendo en la misma casa.
Un pequeño departamento adaptado para tu silla de ruedas, una cama grande para los dos y como cada mañana tú no dejabas de ser tu...
—Quita tu mano de mi trasero —gruñi sacando su mano de mis calzoncillos.
Abrí los ojos para verle, ahí estaba viéndome con una sonrisita burlon.
—Eres mi novio, tengo todo el derecho de tocar ese culito tan bonito que tienes —se quejó el moreno
—No sin mi consentimiento —señale besando su frente.
—Y lo tengo —aseguró bajando su mano a él— que dices un rapidín.
—Contigo nunca es un rapidín —me burlé
—Aburrido —se quejó.
Una ligera sonrisa se hizo en mí para negar y llenarlo de besos, nos quedamos así por un largo rato hasta que la realidad nos golpeó: éramos universitarios y teníamos clases.
Cada mañana era lo mismo, despertar y colocarme mi aparato auditivo, Ander jugando con nuestro perro Luffy hasta que lo apurara y se pasara a su silla, bañarnos juntos para ahorrar agua y tiempo, del desayuno se encargaba él mientras yo terminaba de arreglar las cosas
—Que te parece si este fin de semana vamos a comer a un lindo restaurante de comida muy cara donde no tenemos que pagar —sugirió sorbiendo su café mientras le daba a Luffy de su almuerzo.
