Cuando nos conocimos... te odie desde el primer momento que te vi... quien diría que cuando me enamoré de ti no sabía cuánto podía ser capaz de amar a alguien con este roto corazón...
Tras cuatro años de vivir juntos Aslan y Ander entrarán a una nue...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Desperté con un terrible dolor de cabeza lo que indicaba una sola cosa: no iba a ser un buen día para nada, si lo sabía bien.
Desde los nueve años empecé a sufrir de dolores de cabeza y migrañas, usualmente era por no traer el aparato auditivo pues al tener una audición baja me concentraba demasiado en tratar de escuchar que solo terminaba con dolor de cabeza, papá sabía controlarlos bien y por mucho tiempo casi no tenía, pero la adultez llega y con ella la ansiedad, la autoexigencia y tener a niños jodiendo no eran de ayuda.
Al despertar me quedé un par de minutos más acostado cuando llegó Ander para besar mi mejilla.
—Te traje una aspirina—me dijo dejándola en la mesa— si no te sientes mejor no deberías ir.
—No es tan fácil —bufé sentándome para tomar la pastilla
—Pobre de mi bebé —me jalo besando mis labios— venga yo me encargo del desayuno tú báñate.
Asentí para hacerle caso, después de bañarme salí para desayunar un poco y rezar que el dolor disminuyera... no pasó.
—Está bien que te sientas mal pero no has halagado mi traje y eso si me lastima —se quejó el moreno.
Le miré, apenas recaía en que traía su traje elegante que lo hacía verse muy bien.
—Que le hiciste a mi novio, y si puedes quédate tu que el fodongo de el —bufé.
—Auch —se queje— ya te tengo no tengo porque vestirme bien todos los días
Negué para jalarlo de su silla y besar sus labios, para posteriormente encajar mi cabeza en su hombro y quedarme así un momento, no estaba soportando la luz.
—Prométeme que si te sientes peor lo reportaras —pidió abrazándome
—¿Qué soy tu para dejarme morir? —negué— estaré bien.
—Bueno entonces yo te llevo hoy —sonrió.
Como dije mi novio tenía su auto adaptado, sin embargo no le gustaba manejar y hoy era el día que si, me sirvió pues me pude dormir un momento para descansar un poco.