cap.4: un toque de celos.

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Otro día más de tranquilidad, soleado como siempre

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Otro día más de tranquilidad, soleado como siempre.

Hoy Dick había llegado de una misión en solitario, la cual duró por semanas, pero al final estaba de vuelta.

Y para festejar el regreso del líder actual del equipo decidieron hacer una salida a un restaurante y luego ir a la feria.

Dick estaba muy contento de volver con el equipo que tanto quería.

Pero a pesar de eso, con quien más se la pasaba era con Kori, por obvias razones, y con Dámara, a quien casi ahoga en un abrazo.

Como ahora.

El mayor de ojos azules mantenía prisionera a la Robin del equipo en un gran abrazo de oso.

-suéltame...Grayson- ordenó la ojiverde.

-vamos Dam, el afecto no te va a matar- comento el mayor.

-no... respiro...idiota.

-hay perdón perdon- se disculpo el ojiazul para soltarla y empezar a recomponer su respiración.

Todos miraban divertidos estas escenas, incluso ya las extrañaban de alguna manera.

Pero por la mente de Kon pasaban varias cosas, como una escena ficticia en donde el era quien abrazaba a la piel tostada.

Pero rápidamente aparto ese raro sentimiento de el, preguntándose a sí mismo de donde rayos apareció tal escena.

Ya más tarde en el restaurante, donde Dámara y Gar se fueron a sentar más aparte por la aparición de la carne.

Sentándose los dos juntos en al misma mesa, ordenado sus platillos vegetarianos, Gar le paso un audífono y una mini consola.

Teniendo los dos una mini consola y un audífono, se juntaron para jugar los dos en la misma partida.

Nadie le prestaba atencion a ese comportamiento, pues ya ase un tiempo Dámara se a comportado más relajada.

Por lo que nadie lo miro raro.

Más que los dos vegetarianos del equipo han pasado más tiempo juntos, desde que la ojiverde le ganó el fiestero se a dedicado a remidirse.

Una de las más felices por eso era Rachell, al ver a su compañero y a su amiga juntos sin pelear, al menos no como antes.

Pero cierto chico miraba disimulada y directamente a la pareja de chicos y su cercanía.

Pues a sus ojos, estaban pegados el uno al otro, sin apartar la mirada de la pantalla, robandose comida y solo se dirigían la palabra para ayudarse o gritar se mutuamente.

Kon no se sentía cómodo con ese escenario, sentía varias cosas, como el querer ser el que este al lado de la Robin, o como querer matar a Gar.

Pero otra vez, no entendía el porqué.

Tus Ojos Color KriptonitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora