Capítulo 27- Lockwood

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La sala está envuelta en un silencio ominoso mientras sostengo a Liese en mis brazos, su cuerpo inerte y herido pesando como una carga sobre mi conciencia. Cada respiración irregular que escapa de sus labios es un recordatorio punzante de mi fracaso para protegerla, mi incapacidad para mantenerla a salvo en medio del caos que nos rodea.

El peso de la culpa me oprime, ahogándome en un mar de autorreproches y lamentos. Si tan solo hubiera sido más rápido, más astuto, si tan solo hubiera encontrado una manera de evitar que recibiera ese disparo destinado a mí. Pero en lugar de eso, aquí estoy, sosteniéndola en mis brazos mientras lucha por mantenerse consciente.

La sangre mancha su ropa, una cruel evidencia de la violencia de la situación en la que nos encontramos. Sus heridas son una afrenta a mi fracaso como líder, como protector y sobre todo como su novio. Me prometí a mí mismo que nunca permitiría que nada le sucediera, y sin embargo, aquí está, pagando el precio por mi incompetencia.

Liese no debería estar así. No debería estar herida, inconsciente, debería ser yo. Pero lo está, y yo soy el único culpable. Mi corazón se retuerce de angustia mientras la contemplo, deseando con todas mis fuerzas poder hacer algo para cambiar lo que ha sucedido.

La ira arde en mi pecho, una furia fría y calculada dirigida hacia mí mismo. ¿Cómo pude permitir que esto sucediera? ¿Cómo pude ser tan negligente, tan ciego ante el peligro que nos acechaba? La respuesta es clara y brutal: me dejé llevar por mi propia arrogancia, por mi confianza ciega en mis habilidades.

Pero ahora, mientras la sostengo en mis brazos, herida e indefensa, me enfrento a la realidad de mis fracasos. No soy invencible, no puedo protegerla de todo, y eso me consume con una culpa abrumadora. Cada fibra de mi ser clama por redención, por una oportunidad de hacer las cosas bien, pero temo que ya sea demasiado tarde.

El sonido de voces lejanas me saca de mi ensimismamiento, recordándome que no estamos solos en este oscuro túnel de culpa y desesperación. Levanto la vista, encontrando las miradas preocupadas de Lucy y George, quienes se acercan rápidamente para ofrecer su apoyo en este momento de crisis.

Pero antes de que pueda siquiera procesar sus palabras reconfortantes, la sala se llena de agentes del DEPRAC, todos moviéndose con una eficiencia fría y calculada. Intentan separarme de Liese, argumentando que necesitan llevarla a la ambulancia para que los médicos la revisen.

Mi corazón se retuerce de angustia ante la idea de alejarme de ella, de dejarla vulnerable en manos desconocidas. Me aferro a ella con fuerza, negándome a ceder ante sus demandas.

—No, no puedo dejarla —digo con voz firme, mi corazón latiendo con una mezcla de miedo y determinación—. Prometí que no la dejaría sola, y eso es lo que haré, cueste lo que cueste.

—No puede acompañarla, no es un familiar. — los agentes insisten, además argumentan que es necesario para su seguridad, que el inspector Barnes necesita hablar conmigo urgentemente. Por un momento, me resisto con todas mis fuerzas, aferrándome a Liese como si mi vida dependiera de ello.

—Lockwood tranquilo, mi hermana es fuerte estará bien.

Finalmente, ante la mirada firme de Lucy y George, comprendo que no tengo otra opción. Dejo que los agentes me separen de Liese, con el corazón pesado y la mente llena de ansiedad por lo que pueda pasar.

Mientras me alejan de ella, puedo ver cómo los médicos la rodean, trabajando con diligencia para atender sus heridas. Mi corazón se retuerce de angustia al verla tan vulnerable el saber que le están tocando con lo que le aterra el contacto de los extraños, pero me consuela saber que en su estado no se dará cuenta y que está en buenas manos.

Guardiana del Umbral: Lockwood and coDonde viven las historias. Descúbrelo ahora