𝘙𝘐𝘝𝘈𝘓𝘌𝘚 [𝘔𝘐𝘓𝘒𝘓𝘖𝘝𝘌]

𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 𝘷𝘦𝘪𝘯𝘵𝘪𝘵𝘳𝘦𝘴

El día fue normal. Hasta el momento nadie las había molestado y aquello era bueno, o eso pensó Milk, hasta que llegaron a la cafetería durante la hora del almuerzo. Llevaba la mochila en su espalda y hablaba con Becky, intentando distraerla por si se encontraban con Freen. Milk no había parado de sonreír en todo el día.  

—Nosotras buscamos la comida y ustedes dos cuiden la mesa. —les dijo Tontawan guiñandole a Becky y se fue con Ciize, dejándolas a ellas dos. 

—Bueno ¿Sabías que, según Ciize, Jirawat besa con lengua? — preguntó mientras se sentaban en una de las mesas, Becky la miró alzando una ceja. 

—Ya sé lo que intentas hacer, Milk. —dijo acomodando sus brazos sobre la mesa, Milk abrió los ojos. 

—¿Ah sí? Porque hablo en serio, es la palabra de la peliazul contra la nuestra. 

—Descuida... yo aún no le he visto y cuando lo haga... igual la voy a ignorar. —dijo bajando el rostro y Milk la hizo alzarlo, sujetándola por la barbilla. 

—Ambas sabemos que esa es una gran mentira. —dijo, viendo como  su amiga rodaba los ojos. — Ella es una idiota. 

—Si, es una idiota. —repitió Becky, sonriendo. 

Durante estos meses Becky le había hablado sobre Freen y habían tomado como terapia decir que era idiota, cada vez que se sintiera mal. 

Hablaron durante un rato, hasta que sintió la voz de Jimmy en su oreja. 

—Hola, rarita. —saludó, rodeándole el cuello fuertemente con el brazo, Milk tosió varias veces. — ¿No te gustaría comer con nosotros? 

—No... suéltame. —dijo apretándole el brazo, pero Jimmy no la soltaba. 

—Déjala. —Becky le dijo levantándose y queriendo darle una cachetada. 

—Vamos, Vosbein. Todos te esperan.  —agregó el chico, levantándose y arrastrando a Milk con él, la pelinegra parecía necesitar con urgencia respirar mientras la llevaban a la mesa. 

—¡Oye! —le gritó Becky y los siguió. 

—Aquí estamos. —dijo Jimmy sentando a Milk en la silla, junto a Winh, aún rodeando el cuello de la chica . 

—¡Milk, qué sorpresa! —dijo Winh riendo, al ver el rostro púrpura de la pelinegra. 

Milk apenas si podía respirar e intentaba soltarse del brazo de Jimmy alrededor de su cuello. 

Observó que justo frente a ella estaba sentada Love, que la observaba con los ojos abiertos y una notable preocupación en ellos. 

—Jimmy, déjala en paz. —dijo observando con enojo a su novio, él se rió cínicamente. 

—Amor, ¿no te das cuenta de qué la rarita es una invitada mía? No le estoy haciendo nada. 

Milk no opinaba lo mismo y cerró los ojos por un momento, ya que se sentía tremendamente mareada. 

—¡Suéltala, las estás ahogando! —gritó Love y Jimmy la soltó con fastidio, Milk comenzó a toser. 

—¡Cof, cof, cof! —se sujetaba la garganta mientras observaba de reojo a Love. 

La castaña parecía querer acercarse para frotarle la espalda, pero todos estaban mirándola. Love tuvo que resistir la urgencia de tocarla y apretar las manos sobre el regazo, sin dejar de mirar los ojos de Milk. 

—Becky ... —murmuró Milk por debajo, pero no veía a su amiga. 

Logró encontrarla, al verla salir por la puerta de la cafetería, seguida de Freen. Milk se preocupó e intentó irse, pero Winh le capturó la mano y la obligó a sentarse. 

—¿A dónde vas, bonita? —le dijo sosteniendo su mano entre las suyas mientras Milk seguía tosiendo. 

Love clavó sus ojos asesinos en Winh y este de inmediato soltó la mano de Milk, sentía un frío helado recorrerle el cuerpo y podía jurar que eran por los fulminantes ojos miel de Love. 

—¿Ibas con tu novia?— preguntó Jimmy, riéndose, al ver la pobre cara de Milk. 

Milk comenzó negar mirando a Love a los ojos, quería asegurarle que no tenía novia y al hacerlo, Love sonrió de forma alegre. Jimmy se dió cuenta de eso y la llamó. 

—Amor, ¿sabes que te amo? —le dijo dándole un guiño y Milk hizo una mueca, quería irse.

Love no lo miró ni una sola vez y asintió, sonriendo. 

—Yo también te amo. —dijo mirando fijamente a Milk a los ojos, la pelinegra sintió la piel cosquillearle y el corazón en la garganta 

¿Se lo estaba diciendo a ella? Love, después de haberlo dicho, abrió los ojos y se sonrojó como una loca, agachó el rostro y comenzó a balbucear

— Yo... Mmm... supongo... bueno... también... bueno... claro. — terminó con la cara roja, Jimmy frunció el ceño, observando como las dos chicas se miraban. 

—Bueno, rarita. Me contaron por allí, que estás enamorada. —comentó Jimmy, burlón, y logrando que todos en la mesa soltaran un "Uhhhhh". Love no la dejó de ver ni un segundo. 

—Yo... bueno, no te importa. —dijo con el rostro sonrojado e intentó irse de nuevo, Jimmy la tumbó por los hombros y la hizo sentarse. 

—¿Quién es? Confiesa, ¿es Armstrong? —preguntó burlón, observando a su novia con intención. Milk lo pudo ver, en los ojos miel había dolor. 

—No y si fuera así no te lo diría. —gruñó para luego volver a ver a Love, la castaña le devolvía la mirada y no escuchaba a nadie más. 

Jimmy ya estaba sintiéndose amenazado por la estúpida cara que hacía su novia al ver a Milk, no le gustaba la manera en que le miraba y su orgullo masculino estaba siendo dañado

—¿No tienes amigas? Podrías largarte de una vez. —le dijo irritado mientras iba al lado de su novia y se sentaba junto a ella, rodeándole los hombros con el brazo. 

—Pero, tú... —comenzó un tanto confundida por su actitud y sus ojos cafés se volvieron fríos al ver el brazo del chico sobre Love. 

Jimmy sonrió triunfante, pero, no duró mucho, cuando Love se revolvió incomoda y se alejó un poco del chico, cortando el abrazo sobre su hombro. Él la miró sorprendido y después con enojo a la causante de todo esto, que ahora sonreía. 

—Quita tu asquerosa cara de mi vista, antes de que te la rompa en dos.— amenazó y Milk abrió los ojos, intentando por todos los medios levantarse. 

—¡Jimmy! —lo reprendió Love, mirándolo con reproche y después volteó a ver a Milk, que ya se había ido, y soltó un suspiro. 

Milk salió corriendo rápidamente de allí, para volver a su mesa ¿Qué le ocurría a ese idiota? ¿Estaba en sus días o algo así? Que bipolar, fue mucho para el gusto de Milk, que seguía un poco alegre por haber visto a Love. Lo mejor de todo era que esta vez no le había insultado. Tal vez, este lograra ser un gran año.