𝘙𝘐𝘝𝘈𝘓𝘌𝘚 [𝘔𝘐𝘓𝘒𝘓𝘖𝘝𝘌]

𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 𝘵𝘳𝘦𝘪𝘯𝘵𝘢 𝘺 𝘤𝘶𝘢𝘵𝘳𝘰

Después de aquella clase Love había salido corriendo prácticamente. Milk no la pudo ver debido que estaba en el entrenamiento de animadoras. Se lamentó puesto que en verdad quería verla, pero no pudo borrar la enorme sonrisa de los labios y sus amigas la veían, felices. Sabían que algo había ocurrido. 

Al llegar a la casa sus padres le habían preguntado la razón de su felicidad y ella no contestó, sólo les dio un guiño cómplice y fue hasta su habitación. Durmió escuchando música y casualmente todas las canciones de amor le recordaban a ella. Realmente Milk se sentía en las nubes. 

A la mañana siguiente vistió una camiseta manga larga y sus short favoritos, colocándose un gorrito para cubrirle el cabello despeinado. Salió feliz para la escuela y en el aparcamiento se encontró con sus amigas. Becky la saludó con el mismo entusiasmo, casi desbordando corazones en por los ojos. 

— Buenos días, Armstrong ¿Cómo despertaste? —preguntó alegremente mientras caminaba con sus amigas. 

Ciize y Tontawan las observaron, entretenidas. 

— Todo bien, Vosbein. La vida es hermosa ¿No lo crees? —preguntó amarrándose el cabello en una coleta. Sus mejillas estaban rojas por el frío mientras sonreía, en el mismo estado bobalicón que Milk. 

— La vida siempre es bella. —respondió y las dos se sonrieron. 

— ¿Qué les sucede hoy? —preguntó Tontawan con una alegre sonrisa mientras entraban en la escuela. 

— Parecen más enamoradas de lo normal. —comentó Ciize, señalando las sonrisas tontas. 

— No comprendo de qué hablan. —dijo Becky, haciéndose la desentendida. 

— Yo tampoco. —comentó Milk, siguiéndole el juego. 

Fueron hasta el casillero de la peliazul, acompañándola. 

— ¿Seguras? 

— Bueno, en realidad... —comenzó Becky, sonrojándose, y se mostraba tímida.— Freen... bueno, ella me dijo algo importante. Todas sus amigas la miraron, expectantes. Milk le hizo señas para que continuara. 

— Sucede que... durante este mes la he visitado varias noches a su casa, porque prácticamente es mi vecina del frente. —dijo y sus amigas asintieron. Milk aún recordaba cuando, en primer año, Becky había llegado aterrorizada de que la chica que las fastidiaba viviera frente a ella. Ahora, era divertida la situación. — Ella últimamente siempre me pedía ayuda con los deberes, pero ayer no lo hizo. Me extrañó mucho y me quedé en la ventana, esperando a que llegara. 

— Qué acoso, Becky. —dijo Milk, riéndose, y su amiga le dio un golpe amistoso en el hombro.— Sigue, sigue. 

— En fin. Ayer anoche, ella llegó tarde y parecía haber estado tomando,sin pensarlo fui hasta su habitación y entré por la ventana. —tomó un respiro, ya que parecía muy nerviosa con sólo recordarlo — Y bueno, si lo estaba. Hablamos, la cuidé, le di un baño y no sé en qué momento, terminamos besándonos.