Capítulo 18

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No fue hasta que ella se fue que se dio cuenta de que lo había llamado "Sev". "Buenas noches, Sev" es lo que ella le había dicho.

¿Era esto un apodo? Los amigos se ponían apodos ¿verdad? Sus amigos la llamaban Mione todo el tiempo, pero el único apodo que él había tenido era Quejicus, y ese no le gustaba mucho... ¿se preocupaba lo suficiente por él como para tener un apodo para él? ¿Era un apodo? Viendo que ella le había besado la mejilla cuando lo decía... ¿era un apodo cariñoso? No lo sabía y odiaba no saber cosas.

Pero lo hacía feliz, o al menos eso creía, que ella se sintiera tan cómoda con él y cerca de él, como para ponerle un apodo.

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Él la extrañaba, Odín la extrañaba y ambos estaban siendo unos bastardos irritables por eso.

Odín había vuelto a ser su antiguo yo antisocial y se encontraba cada vez más irritable a medida que pasaban los días.

Mientras caminaba por el bosque, los sementales centauros se burlaban de él por extrañar a su yegua, burlándose de su actitud hosca y riéndose de su comportamiento desagradable.

Le había gruñido algo a Hooch en la sala de profesores a lo que ella respondió con "Abajo, muchacho... ¿cuándo regresa tu media naranja? Eres mucho más tolerable cuando ella lleva tu correa".

Él le había gruñido de nuevo como el proverbial perro enojado y salió de la habitación pisando fuerte en medio de las risitas del resto del personal.

Hermione se había ido en Boxing Day*, el 26, y debía regresar el día 30, 4 días completos sin ella y él se estaba volviendo loco... recordó cuando comenzó su aprendizaje por primera vez, cómo 4 años le parecían mucho tiempo para tener que aguantar a la pequeña sinvergüenza, y ahora, sentado miserable y solo en su habitación, durante los 4 días más largos que podía recordar, no podía evitar sentirse como el perro leal que Hooch había insinuado que era... sentado y añorando el regreso de su ama.

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El día 30 pasó la mañana limpiando sus habitaciones, luego se duchó y pasó más tiempo asegurándose de que su cabello estuviera limpio, usó grandes cantidades de jabón de sándalo y siseó ante las garras de Odín que se clavaban en su hombro desnudo cuando el pájaro insistió en volver a compartir la ducha con él, ya que él también se acicalaba en exceso.

Usando su mejor túnica informal y asegurándose de tener listo el té que ella prefería, se preguntó qué hacer ahora, cómo llevarla de regreso a sus aposentos con él, donde estaba convencido que ella pertenecía.

¿Debería encontrarse con ella en la puerta? ¿O esperarla en la sala de profesores para que salude al resto del personal? Preferiría no tener audiencia, entonces ¿debería ir a sus habitaciones a verla? Cada opción sonaba más ridícula que la anterior.

Entonces las dudas sobre si mismo empezaron a aparecer.

¿Y si ella ya no quisiera verlo más? ¿Qué pasaría si la relación que habían construido se hubiera debido simplemente a la cantidad de tiempo que pasaban juntos? ¿Qué pasaría al salir del aislamiento del castillo se diera cuenta del horrible error que estaba cometiendo al desperdiciar su tiempo libre con un horrible imbécil como él?

Sintiendo su inquietud y de qué se trataba, Odín también parecía estar preocupado por su recepción al regreso de la chica. Al igual que Severus, había pasado todo el día acicalándose en preparación, pero ahora no podía quedarse quieto y estaba moviéndose de un lado a otro con irritación.

Su cavilación fue interrumpida por un golpe en la puerta. Si es Minerva intentando que me disculpe con Hooch, juro por Merlín...

"¡¿Qué?!" Le gruñó al intruso.

Comenzó con una patadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora