Comenzó con una patada

Capítulo 36

Cuando ella se quedó en silencio una vez más, él cerró el agua y la ayudó a salir de la ducha, envolviéndola en una toalla mientras la llevaba a su dormitorio y la colocaba los pies de la cama.

Rápidamente determinó lo que necesitaría a partir de las instrucciones de los productos que le habían dado, y le trajo ropa interior.

Al principio había elegido ropa interior color blanco, pero luego, al darse cuenta exactamente de para qué eran los productos, decidió que negra sería mejor.

Le trajo tanto la ropa interior como los productos.

"¿Están bien?", preguntó mostrándole lo que había escogido.

Le tomó un momento darse cuenta de que había hablado, y otro para responder.

Cuando lo hizo, se sonrojó de vergüenza y solo asintió miserablemente y le tendió la mano para que se los diera.

Se dio la vuelta para darle algo de privacidad, pero dejó una mano de apoyo en su hombro mientras hacía magia para colocarse sus propios pantalones deportivos y se dio la vuelta cuando ella se alejó de él.

Él había estado a punto de preguntarle qué quería ponerse en la parte superior, cuando ella tomó una camisa descartada de la silla donde la había dejado.

Mientras intentaba abrocharla, sus manos todavía temblaban.

Así que, como la había desabrochado antes, la abrochó ahora.

Odin nunca estaba lejos de ella, aunque el pájaro, normalmente hablador, estaba callado.

Tan pronto como su piel estuvo cubierta por su camisa, el pájaro saltó sobre su hombro y presionó su rostro contra su mejilla.

Él no la acicaló, simplemente estuvo allí.

Al verla allí temblando, Severus simplemente la atrajo hacia su abrazo, metiendo su cabeza debajo de su barbilla.

Ese era su lugar.

La chica dejó escapar un suspiro tembloroso y se presionó contra su pecho, podía sentir sus lágrimas mojando la piel desnuda de su pecho.

"¿Quieres que me ponga una camisa?"

Ella negó con la cabeza.

"Solo necesito a mis hombres", susurró suavemente. "Mi Odin... mi Severus".

Él asintió y la abrazó fuerte, todavía luchando contra sus propias lágrimas.

Odín estaba tan apretado contra ella que parecía que estuviera intentando meterse debajo de su piel.

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Se quedaron abrazados por un rato hasta que sus piernas temblaron por el esfuerzo y él la ayudó a volver a la cama, donde retiró las sábanas.

Le pasó las pociones que Pompfrey le había enviado, después de examinar lo que eran.

Afortunadamente eran el trabajo de Hermione, así que sabía que eran buenas.

Cuando tomó ambas pociones, se metió en la cama y Odin rápidamente trepó a la cabecera sobre ella, donde se paró como un centinela que vigilaba a la chica.

Le ofreció al pájaro una débil sonrisa y le acarició la cabeza en agradecimiento.

Rascándose la cabeza, de repente se sintió inseguro.

"¿Te gustaría estar sola? ¿O quieres que me quede?"

"Por favor, quédate", susurró mientras su mano ahuecaba su suave estómago. "Ya me siento sola".