Hermione se despertó con un jadeo ante la sensación de intenso placer que irradiaba de entre sus piernas.
Algo cubría sus ojos, y levantó la mano cuando de repente Severus la besó, con sus maravillosas manos todavía ocupadas entre sus piernas.
"¿Confías en mí, mi diosa?" Le susurró en los labios mientras la besaba intensamente.
Ella se derritió en él y le susurró una afirmación en respuesta.
"Entonces deja la venda por ahora, mi amor... confía en mí".
Ella asintió con la cabeza en afirmación y se permitió relajarse por completo en su abrazo.
La venda significaba que todo se sentía mucho más intenso.
Podía oler café y productos horneados, bueno, él le había prometido desayuno en la cama.
Y había una calidez que se posaba sobre su piel desnuda... Debió haber encendido un fuego.
Donde fuera que él la tocaba parecía mucho más intenso con la falta de su vista, mientras hacía que su cuerpo cantara con sus suaves besos y toques.
Separándose del beso, él se abrió paso por su cuerpo desnudo, lamiendo y mordisqueando cada centímetro de ella hasta que ella se retorció desesperada por él.
Él rió entre dientes cuando besó su vientre inferior y ella apretó sus manos en su cabello con un gruñido.
"Paciencia, mi diosa", rugió en su piel, y para su consternación y deleite, repitió sus acciones a la inversa, besando su camino de regreso a sus labios antes de besarla profundamente una vez más y descender nuevamente.
Se aseguró en su segundo descenso de permitir suficiente tiempo para concentrar su atención en sus pechos y la hizo jadear y gemir, y que jalara su cabeza hacia ella.
Al llegar a la cima de sus muslos una vez más, besó su camino sobre sus rizos, antes de agarrar sus piernas y alentarla a colocar ambas sobre sus hombros mientras se acomodaba entre ellas.
Empezó por pasarle la lengua por toda la hendidura, lo que la hizo arquearse ante su tacto, luego comenzó a concentrarse en lamerle el clítoris. Ella gemía y tenía las manos apretadas en su cabello, lo que lo excitaba muchísimo. Llevó la mano hasta su entrada y retumbó su voz profunda directamente sobre su clítoris: "¿Puedo?".
Ella gimió un sí desesperado y él la penetró con sus dedos.
Ella siseó un poco por la estrechez, pero no debe haber sido demasiado malo ya que también empujó sus caderas hacia él y tiró de su cabello.
Ahora que la tenía exactamente donde la quería, se puso a trabajar.
La privación sensorial la hizo sentir como si estuviera experimentando todo diez veces más, se arqueó y gimió bajo sus atenciones mientras su lengua perversa trazaba patrones provocativos sobre su clítoris y sus elegantes dedos bombeaban dentro de ella.
De vez en cuando, sus dedos se enganchaban en algo dentro de ella que hacía que todo su cuerpo se sacudiera de placer, lo que, sumado a su lengua húmeda y cálida bailando sobre su clítoris, hizo que sus dedos de los pies se curvaran contra su espalda mientras sentía que el placer aumentaba.
"Oh, Dios... oh, Severus... oh, estoy cerca".
"Sííí", susurró en su coño y ella gimió al sentirlo.
"Hazlo, bruja", gruñó y presionó su lengua firmemente a lo largo de su clítoris, hasta que ella aulló su liberación junto con un grito confuso que podría haber sido su nombre.
Se desplomó de nuevo en la cama, sudando y jadeando mientras sus piernas caían de sus hombros.
Se arrastró por su cuerpo y le arrancó la venda de los ojos mientras le daba un beso profundo en los labios que ella recibió con el mismo fervor, interrumpiéndose con un ronroneo de satisfacción mientras se recostaba en la cama. "Hmmmm, Severus, eso fue encantador, pero ¿por qué...?".
"Bueno, te prometí desayunar en la cama", le dijo en el cuello mientras le depositaba un pequeño beso.
Ella se rió y le dio una palmada en el pecho al mismo tiempo lo miraba con los ojos entrecerrados mientras se acostumbraba a la luz.
"Bueno, definitivamente fue encantador, aunque yo esperaba algo un poco más comestible".
"Eres una bruja comestible... Podría comerte en cada comida", gruñó y se lanzó hacia ella, sujetándola contra la cama y haciéndole cosquillas en las costillas hasta que ella gritó de risa.
"¡Me rindo, me rindo, Severus, basta!"
"Dime que puedo tenerte en cada comida", gruñó en su pecho.
"¡Sí!", gritó ella riendo. "¡Puedes tenerme en cada comida, por favor!". Con una sonrisa de satisfacción, dejó de hacerle cosquillas y se levantó sobre ella con sus brazos, de modo que la miró desde arriba con una sonrisa indulgente que ella no pudo evitar devolver.
Él estaba tan hermoso sobre ella, con su cálida sonrisa y sus ojos ardientes mientras la luz del sol iluminaba su rostro y hacía que su pálida piel brillara como si fuera una estatua de mármol. Espera... ¿el sol?
Con un sobresalto cuando Severus se levantó y caminó por la habitación, descaradamente desnudo, para traer el café que había olido antes, se dio cuenta de que el sol se estaba filtrando a través de las contraventanas en la pared y lo iluminaba... ¿contraventanas? ¿Desde cuándo las mazmorras tiene sol o contraventanas?
De repente se dio cuenta de que no estaba en las mazmorras y, de hecho, no parecía estar en Hogwarts en absoluto.
"Severus... ¿dónde estamos?"
"Mientras dormías, hice una visita rápida a Minerva y pedí algunos días libres, después de haber trabajado durante 20 años sin vacaciones, me debían bastantes".
Le trajo una taza de café y una bata, que ella tomó con una sonrisa, mientras él ya se había puesto un par de pantalones de estar por casa.
"Después de tus palabras de anoche, y el increíble regalo que me has dado... sabía que tenías razón, y quería que las cosas fueran perfectas, como siempre había imaginado, así que reservé una suite para la semana y te aparecí aquí mientras dormías para sorprenderte. Tengo la intención de pasar tanto tiempo como sea posible durante la próxima semana haciéndote el amor, mostrándote lo mucho que significas para mí y haciéndote llegar al clímax tanto que olvides tu propio nombre..." Ella lo miró con los ojos muy abiertos, y él agregó suavemente: "Si te parece bien?"
Ella no pudo evitar atraerlo hacia un beso profundo y apasionado ante sus palabras mientras le respondía entre besos. "Eso suena perfecto, Severus".
Se besaron un rato más, hasta que corrieron el riesgo de derramar el café que sostenían y caer de nuevo en la cama.
"Ven..." dijo mientras se separaba de ella. "Te prometí desayunar en la cama, pero tal vez podamos salir al balcón donde tengo algunos pasteles listos. Ambos necesitaremos nuestra energía si queremos hacer algún progreso con mi plan."
Ella sonrió ampliamente y besó su mejilla mientras la guiaba hacia el balcón donde el olor de pasteles recién hechos la atraía.
"Espero que cuenten con tu aprobación", le dijo suavemente, antes de abrir las puertas para revelar la pequeña mesa estilo bistro y las sillas en el balcón, adornadas con una cantidad de pasteles, incluidos sus bollos de canela favoritos.
Pero lo que detuvo su corazón y le robó el aliento fue la vista.
La vista más asombrosa.
Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras miraba al hombre a su lado.
La había tomado en medio de la noche y la había llevado a un maravilloso hotel, con una suite privada y con la vista más impresionante...
De la Torre Eiffel.
París.
Severus Snape la había traído a París.
Nota de la autora: Déjenme una reseña y cuéntenme qué piensan.
Nota de la traductora: que les pareció esa sorpresa?
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Comenzó con una patada
FanfictionHermione lucha por un aprendizaje en pociones con Snape, mientras ambos intentan encontrar su lugar en el mundo después de la lucha contra el Señor Oscuro. Pero ¿qué le pasa a Hermione? ¿Cómo afrontará lo que está por venir? ¿Y Severus estará ahí pa...