Capítulo XI

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Capítulo XI:

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#11. Claro que no puedo ver cómo todo se acaba.

Te vas cuando todo llega  y llego cuando tú te vas.

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ANGELS HIDE

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¿Cuántas personas tienen que irse para aprender a decir adiós?

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Sentí las caricias en mi espalda desnuda, yo odiaba que las mujeres acariciaran mis cicatrices pero cuando Sakura lo hacia sentía que todo iba a estar bien.

―¿Cuántas veces debo decídete que odio que acaricies mi espalda? Odio mis cicatrices―

―No es cierto― Río sin dejar de acariciarme despacito de arriba hacia abajo por toda mi columna vertebral ―Te gusta que yo lo haga―

Yo sonreí aún abrazado a la almohada, eran la cinco de la mañana de un viernes cualquiera y yo solo deseaba que esa noche no acabara nunca, voltee la cabeza despacio para poder verla pero sin dejar de estar recostado boca abajo en la cama y ella sonrió entre la penumbra de mi dormitorio.

―Si me gusta― Confesé y ella se aproximo depositando un pequeño beso en la punta de mi nariz ―Solo cuando tú lo haces―

―Me gusta estar aquí― Hablo medio dormida, medio despierta, a mi me gustaba cuando hablaba en ese estado porque era el único momento en el que Sakura se permitía ser honesta sobre sus sentimientos hacia mi ―Se siente tan cálido dormir contigo―

―¿Por qué? ―

Ella sonrió adormilada.

―Se siente como estar en casa―

Ahora fue mi turno de sonreír.

Mi ángel― Murmure apagándome más a su cuerpo y la sentí relajarse mientras se dormía nuevamente ―Mi hogar

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―¿Quién carajos eres tú?―

El pelirrojo soltó una maldición al tiempo que levantaba las manos indicándome que no me atacaría, volteo despacito para enseñarme su rostro y yo fruncí el ceño al reconocerlo.

―Yo solo venia por unas cosas― Murmuro al tiempo que dejaba caer el bolso con ropa de la pelirrosa al suelo.

Serian cerca de las dos de la mañana y yo no podía dormir aquella noche, había ido como lo hacía casi todas las noches desde que Sakura se había ido a la habitación de la Haruno excepto que esta vez encontré que ese intruso.

―Tu eres el de la estación de autobuses― Afirmé recordando aquella noche que rescate a Sakura medio drogada y el pelirrojo asintió, lo vi tomar aquella sudadera negra con nubes rojas de encima de la cama ―¿Qué crees que haces con eso?― Chille quitándosela de las manos.

―Es mía― Afirmó e hizo una mueca con la cabeza señalándome la prenda de ropa, yo la revise en búsqueda del abanico bordado a mano o quizás la costura mal hecha de Sakura pero no era la mía a pesar de tener un estampado muy similar a la de Itachi ―La tuya la tiene Sakura― Hablo llamando mi atención y me la quito de las manos para poder abrigarse ―Tú eres Sasuke ¿Verdad? ―

Angels Hide.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora