Capitulo 3

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Al llegar a la segunda sala se dio cuenta que esta era aún más extraña que la anterior. Por ella se paseaban esqueletos de mamut, perros que caminan a dos patas, robots de colores, frutas con ojos, boca y piernas.

- Estoy segura de que esa galleta tenía hongos alucinógenos y estoy en un viaje - pensó Mabel en sus adentros.

Miró a las paredes y pudo encontrase con cuadros muy extraños, que seguramente la conducirían a más locuras. En la parte central había una fuente que poseía un liquido color violeta, tenía un aroma dulce, decidió probarlo y sabía a Moka, ella pensaría que por el color sabría a uva o tutti frutti. No le dio más importancia y siguió caminando por el lugar rodeada de extrañas criaturas, cuando repentinamente sintió como sus zapatos se quedaban pegados al piso, entró en pánico pidiendo ayuda, cuando una rana gigante con corbatín de mono le dijo.

- Seguramente tomaste del liquido de la fuente y ahora estas atascada en el suelo.

- ¿ Que era esa cosa? - preguntó Mabel asustada.

- Lo que sea.

- ¿ Perdón?

- Es ''Lo que sea'' lo que tomaste, así se llama.

- ¿ Quien inventaría una bebida que te paraliza ? - contestó Mabel tratando de zafar sus piernas inmóviles.

- Siempre que alguien lo toma, le pasa algo distinto, por eso es ''Lo que sea'' 

- Tal vez deba tomarlo de nuevo.

- La última vez que yo lo hice terminé así.

- ¿ Que eras antes ?

- Un muñeco de nieve.

- Ok, que consuelo.

La rana sacó su larga lengua y comenzó a lamer sus tobillos, eso le provocó asco y comenzó a darle de manotazos para que la dejara en paz, cuando se pronto sintió sus pies libres. Se detuvo en seco, soportando el desagrado que le causaba la saliva de rana.

- Gracias, supongo.

- No hay de que, estas cosas no ocurren muy a menudo - le contestó la rana.

- Claro... ahora...debo irme - titubeó.

La rana gigante y parlante se dio la vuelta y se marcho dando grandes saltos. Mabel trató se seguirla para ver a donde se dirigía, cuando algo llamó su atención y es que en medio de los azulejos se encontró con un gran charco de agua y no era de la fuente ni parecía haber una llave abierta o un cuadro con una costa u océano cerca. Sus pies tocaron el agua cuando repentinamente  se vio en una playa de grandes olas y en cuanto reaccionó observo con una de estas la dejó empapada hasta los huesos. Pensó que se ahogaba cuando se arrastró hacía la arena con torpes movimientos, su disfraz de Alicia quedó mojado y empanizado de arena, le tomaría horas secarse por completo. Ya en la orilla pudo observar a un grupo de bañistas que la observaban de una manera extraña y es que su aspecto era el de una loca confundida. Moría de pena al sentir que tenía que pedir indicaciones a quienes la miraban como si fuera una cucaracha caminando sobre un pastel.

 Moría de pena al sentir que tenía que pedir indicaciones a quienes la miraban como si fuera una cucaracha caminando sobre un pastel

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- Pobre chica rara ¿ estas bien ? - preguntó un hombre alto, bronceado y con unas gafas de sol.

- Si. Ya ni siquiera preguntaré en donde estoy.

- Solo que no te hayas dado cuenta que en una playa o tal vez no si vienes vestida así.

- Te agradezco tu interés - respondió Mabel un tanto molesta.

- Debes secarte no puedes estar así.

- Bien ¿ tienes alguna toalla ?

- ¿ Para que quieres una toalla ? mejor tengamos un baile funky, funky, fun.

Al decir esto la gente a su alrededor comenzó a vitorear. Extraña solución  para un problema tan simple. Comenzaron a reunirse al centro de la orilla y de pronto el bronceado chico habló mediante un megáfono.

- ¡ Hola chicos y chicas en onda de esta sensacional playa, les habla Doodle su gurú de la diversión ! 

Con esto se escucharon risas, aplausos y chiflidos, como si se tratara de una estrella de rock.

- ¡ Vamos a tener un baile funky, funky, fun !

Una música comenzó a escucharse de fondo y Doodle empezó a hacer un extraño baile con las piernas arriba y abajo. Todos comenzaron a imitarlo mientras Mabel solo miraba incomoda.

- ¡ Hey tu !  la del vestido azul, nunca te secarás así.

- Esto es ridículo - dijo Mabel de brazos cruzados.

En eso se escuchó un sonoro abucheo y todos incluido Doodle se burlaban de ella.

- ¡ Esto es tan ridículo, absurdo y loco ! - insistió ella.

- ¡ Todo se vale nena ! - vociferó el.

La multitud siguió bailando a ritmo de la música moviendo los brazos como si fueran aves, mientras que Mabel no quería ni siquiera intentarlo, le pareció absurdo que todos siguieran a una persona que los pusiera en ridículo. Después de todo este mundo de locos no era tan indiferente del mundo real. Tal vez el creador comprendía muy bien al mundo real y esperaba que su extravagancia pudiera ser identificable con las personas.

- ¡ Vamos chica de azul, es divertido !

Todos coreaban ¡ Que baile, que baile !  Ante tal presión Mabel comenzó a moverse de mala gana por lo que todos empezaron a aplaudir y a animarla, en tan solo un momento todos incluida ella hacían el extraño baile. Estuvieron en haciendo eso alrededor de 15 minutos, hasta que Doodle vocifero.

- ¡ Hey gente !  ¿ no se sienten fenomenal ?

Parecía que cada palabra de este chico era celebrada. Doodle apuntó a Mabel.

- Mírate, ya estas seca.

Ella comenzó a tocar rápidamente su  cabello y vestido para comprobarlo, era cierto, aún cuando sentía que su orgullo o dignidad habían sido rebajados.

- Es extraño, pero parece ser que aquí funciona - respondió ella confundida.

- Y tu que querías una toalla.

Esto hizo estallar a la gente en carcajadas. Para ese punto Mabel solo quería ir a otra parte, hasta el cuadro de los pozos le parecía mejor.

- ¿ Como debo salir de aquí ?

- De la misma forma en que llegaste - respondió Doodle sin el megáfono.

- Ok, yo estaba en el océano...

- No eres parte del programa - la interrumpió el.

- ¿ Acaso era obvio? - habló Mabel a la audiencia que la observaban curiosos.

- Estas loca, como el creador.

- ¿ Porque todos aquí me dicen que estoy loca ?

- Tienes que estarlo o no habrías entrado aquí.

-Ya debo irme.

Al decir esto último Mabel se dirigió al océano, ya que de ahí había venido. Sabía que terminaría empapada de nuevo. Caminar entre la arena húmeda era extremadamente difícil , así que creyó que le tomaría una eternidad. El agua ya le llegaba a las rodillas cuando vio venir una ola gigantesca, sabía que no iba poder escapar de eso y ZAZ al abrir los ojos ya se encontraba en la sala del museo, frente al charco de agua el cual había encogido su tamaño considerablemente. Inmediatamente dio varios pasos atrás antes de si quiera volver a poner un pie ahí. Pararse sobre algo parecía peor que tocar algo. 

El museo donde todo se valeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora