⭐EXTRA: Los pensamientos de Zeff

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Pierna Roja Zeff era un hombre experimentado de la vida.

Había vivido mucho, como pirata y como hombre.

A pesar de ser alguien que muchos podrían considerar frío, distante y de un carácter de mierda. . . Era alguien soñador en el interior.

Alguien con mucho que dar.

Cuidó de Sanji como a un hijo, quería solo lo mejor de él. Sabía que el restaurante se le quedaría pequeño al chico eventualmente.

Pero igual que él, Sanji era terco a morir. Ocultaría sus verdaderos deseos, solo por una supuesta deuda con él.

Entonces, llegó ese mocoso de sombrero de paja.

Por supuesto que lo reconoció.

Como pirata, reconoció la esencia de los D en él. Y era lo suficientemente parecido a Garp como para saber que era su nieto.

Pero no dijo nada.

Monkey D Luffy. . . Claro que sabía su nombre, aún se mantenía en contacto con el ruidoso marine. No es que Garp y él fueran amigos, pero tenían valores suficientemente similares como para sentarse juntos y beber, hablaban y presumían de sus mocosos.

Pero el niño. . . Estaba lejos de lo que se imaginó, aunque supuso que nunca debió fiarse al completo de las palabras de ese idiota.

Había algo extraño en el pelinegro.

Como cocinero, había visto muchos tipos de personas a lo largo de su vida.

Y podía leerlos bastante bien: por sus gestos al comer, la forma de sentarse, de tomar los cubiertos, de beber. . . Pero sobre todo, por sus dientes.

Los seres humanos, al tener una dieta variada, tenían dientes hechos para cortar, rasgar y masticar todo tipo de alimentos.

Sin embargo, al tener formas de morder y masticar alimentos duros de forma mucho más cómoda, los caninos no solían estar tan desarrollados.

Sin embargo, mientras hablaba con Luffy, pudo contemplar su dentadura.

Sus caninos eran algo más grandes, más afilados. . . Caninos que podrías ver en animales como perros o lobos, ya que incluso los de abajo estaban algo afilados.

Lo que le dió a entender que el mocoso había comido carne de forma salvaje, hasta el punto de que su cuerpo se adaptó a eso. Seguramente, carne poco hecha, si no es que totalmente cruda. . . Y en el peor de los casos, directamente del animal muerto.

Incluso su forma de masticar era burda y casi salvaje. No había cuidado, tampoco una mordida decente. Zeff podía decir que hasta un niño pequeño mordía mejor que él.

Cualquier otra persona, podría haber relacionado con su forma de comer con el de un niño pequeño.

Pero para alguien como él, solo había visto esa forma de comer en gente al borde de la desesperación cuando le daban algo de comer después de mucho tiempo. O en. . .

Frunció el ceño, esa opción no quería pensarla, Garp no podía haber sido inconsciente como para permitir algo semejante.

Sin embargo, su teoría quedó algo confirmada cuando contó sobre su historia y la de Sanji.

Pudo ver perfectamente como su vista se nublaba un poco cuando comentó sobre como comió su propia pierna. Hubo reconocimiento, no fue la mirada de alguien a quien le impactó la noticia, fue la de alguien que. . . Pasó por algo similar.

Pudo ver como el niño tragaba saliva, como si fuera una bestia queriendo devorar a su presa.

Luego, durante la pelea final con Krieg. . .

El pirata tenía razón para llamarlo animal, pero no lo llamaría mono. . . Aunque era cierto que el gorila, definitivamente, era Garp.

Pero no, Luffy. . . Parecía más una cria de lobo salvaje. Que no se detendría aunque lo golpearan ni aunque estuviera al borde de la muerte.

Comenzaba a dudar de si sería buena idea dejar a Sanji en sus manos. . .

Aunque debía admitir que en todo momento, él respetó los deseos de su pequeña berenjena. El mocoso no había hecho nada que Sanji no le hubiera pedido. . .

Al final. . . Cuando los vió hablar, Sanji sonrió sin malicia y sin superioridad. . . Solo era un chico normal hablando con un amigo sobre sus sueños y metas. . .

Y eso era lo que quería de él. Lo que quería de Sanji.

Además, Luffy demostró ser bastante racional. No cedió cuando le dió vía libre directa, para llevarse a Sanji con él. Si no que esperó a que el otro fuera voluntariamente.

Al verlos alejarse, Zeff solo frunció un poco el ceño.

No se arrepentía de lo que hizo. Confiaba en Luffy.

Pero sentía que dejó, al que consideraba un hijo, entre las zarpas de una bestia.

Una bestia que no dudaría en atacar a quien molestase a su grupo. Sin importar lo que tuviera que hacer.

¿El bueno? ¿Cuándo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora