Portgas D Ace, desde que se unió a los Piratas de Shirohige, podía decir que su vida aprendió a ser estable.
Tenía un horario estable al que aferrarse y posiblemente Sabo se habría reído de él, pero tenía responsabilidades que realizaba de forma diligente cada día para cuidar a su división y a los antiguos Spade.
Sin embargo, todas las semanas tenía un día donde podía hacer lo que quisiera, donde podía desaparecerse en la isla donde desembarcaran y nadie le cuestionaría, o irse en su strike y desaparecer en el horizonte.
Y aunque siempre volvía repleto de cosas, tanto para él como para los del barco y para su padre, ese día todo en él irradiaba una felicidad desbordante muy poco común en el pecoso.
Era cierto que Ace pasó de ser un mocoso con rabia que atacaba a cualquiera que se le acercara dos metros, a ser alguien bastante tranquilo y un referente a nivel psicológico y emocional.
Pero nunca se le vió con aquella alegría tan... Pura, que hizo que muchos se cuestionaran qué demonios pasó en su viaje.
Las cejas se alzaron y las dudas aumentaron al ver la excesiva cantidad de dinero que Ace había derrochado para sus regalos de esa semana, ¿de dónde sacaba el dinero? Sinceramente, nadie lo sabía y todos ignoraban las señales de que algo no estaba bien. Después de todo, eran piratas, sería hipócrita reprenderle por algún crimen. Además, sabían que Ace nunca atacaría a inocentes o civiles.
Thatch fue el primero, durante la tarde, en mencionar el elefante en la habitación.
— Llamitas.
Ace se giró a verlo, estaba comiendo en la cubierta mientras hablaba con Deudce.
— ¿Sí Thatch?
— Mira, nos has tenido en vilo todo el día... ¿Qué demonios pasó?
— ¿A qué te refieres?
Marco suspiró, uniéndose a Thatch en la conversación.
— He calculado todos los precios de los regalos que has hecho, y aunque asumo que alguno hayas podido robarlo, en total son alrededor de 16.800 berries. ¿Qué tienes para decir, yoi?
Todos se quedaron en silencio, mirando a Ace, incluso Shirohige parecía sorprendido y curioso.
Son embargo, la sonrisa de Ace se volvió aún más grande.
— Bueno, hoy es un día para celebrar.
Se quedaron mirándolo con una expresión en blanco, intercambiando miradas entre ellos, ¿celebrar? ¿el qué?
— ¿Es tu cumpleaños y no lo sabiamos?
Cierto, que Ace nunca les dijo cuando era su cumpleaños, ya que era un evento personal donde podía disfrutar de estar con su hermanito y acapararlo sin que nadie pudiera decir nada.
El pecoso negó con la cabeza.
— No, es algo aún mejor.
Incluso Deuce estaba curioso por la actitud del que fue su capitán.
— Ya, suelta la sopa yoi.
Marco estaba cansado del secretismo de su hermano más pequeño.
Ace rió ante la insistencia.
— Bueno, digamos que llegó a los mares la competencia de Oyaji.
Incluso el propio Shirohige se quedó paralizado ante sus palabras.
Izou fue quien rompió el tenso silencio, habían esperado un poco para ver si el pecoso estaba bromeando, pero Ace parecía ir bastante en serio.
— Ace, ¿eres consciente del peso que tienen tus palabras?
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¿El bueno? ¿Cuándo?
Hayran KurguLuffy es todo lo que está bien en el mundo de los piratas. Esa pequeña bola de luz, bondad e inocencia en medio de ese mundo cruel. . . Pero, ¿quién dijo alguna vez que Luffy era bueno? Después de todo, era un 𝑷𝒊𝒓𝒂𝒕𝒂