Capítulo VII

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Lentamente, sintieron como el tren iba frenando mientras que cada egresado regresaba a su asiento antes de que alguien fuese a llamar su atención.

Kaori fue despertando de nuevo a _____ que se había vuelto a quedar dormida. Abrió rápido sus ojos, para ver a todos lados sin comprender nada y se estiró en el mismo momento, soltando un bostezo.

—¿Descansó bien la princesa?— comentó Kenji con burla, provocando que Kuroda lo viera en el asiento de enfrente.

—Pensé que había sido una pesadilla el que te volvieras como Ryo— pasó una mano por su rostro, tratando de quitar los últimos rastros de pereza que le quedaban —. Pero es la triste realidad...

—Y eso que tú te dormiste, pero tuve que soportarlos durante esta última hora— agregó su amiga —. Por lo menos, Ryo en un momento se cansó y se fue. Pero quedó su copia.

—Pero más encantador— dijo con una sonrisa de lado el apellidado Tachibana, reacomodando sus lentes con un dedo —. Saldré a conquistar corazones. Se perdieron tremenda belleza por haber estado escondido en un pueblo lejano— actuó, provocando que hasta a Daniel le diera gracia —. Y tú ni me respires cerca— lo señaló.

—Bien. Iré del brazo de Kaori para que tampoco se le acerquen a ella.

—Será divertido— dijo la misma —. Estos citadinos nos darán mucha risa— comentó entre risas.

—¿Lo de que Daniel hable en finlandés sigue en pie?— interrogó _____, mientras que los otros tres asentían —¿Quién hará de traductor?

—Yo— alzó su mano la Saori —. Ryo dice que tiene planeado hablar como los ancianos del pueblo, y preguntar en dónde están los animales del rancho.

—Está loco— comentó sonriendo por la idea tan extraña que se le había ocurrido a su primo.

—Y yo seré un rompecorazones— tomó una pose el muchacho de lentes.

—Y yo trataré de mantenerlos cuerdos a todos entonces— finalizó la muchacha, ya tomando un rol que le comenzaba a causar gracia por igual.

—¿Qué esperan? ¡Vamos!

Voltearon a ver a Higashi que bajaba con su mochila junto a otros compañeros, siendo un poco empujado por los demás.

Tomaron sus cosas y, en un par de minutos, los pies estaban sobre la estación. Era demasiada gente la que había allí, y más por el comienzo de las vacaciones en un fin de semana.

La vista de ______ Kuroda viajó por la estación. No era la primera vez que salía del pueblo y llegaba a la gran ciudad de Tokio. Pero de igual modo, le sorprendía, incluso cuando dirigió la mirada hacia algunos costados, encontrándose con una que otra maldición por allí.

Tragó saliva. Tenía que tener eso presente: allí habrían muchas más que en casa. En su bolso llevaba un tessen por las dudas de que algo no saliera como lo planificado y hubiese que actuar ante una de esas criaturas.

—Ya ríndanse, Kenji y Ryo...

La voz de Kaori hizo que reaccionara. Volteó a ver a todos lados para intentar hacerse paso entre la gente para alcanzarlos.

Desorientada, llegó a ellos, viéndolos e intentando entender qué sucedía.

—Citadinos hijos de sus madres...— hizo un puño su primo, viendo en una dirección determinada.

—¿Qué les pasa a estos?— preguntó cerca de su amiga.

—Pasaron dos chicos muy lindos por allí y ya se robaron varias miradas— señaló por donde había desaparecido —. Soy papa casada, así que podrías intentar ir tú a ver si conquistas a uno— regresó a verla mientras la tomaba de los hombros —. En serio, son muy lindos.

DÉJÀ VU |Suguru Geto y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora