Capítulo IV

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—¿Otra premonición?

Preguntó Ryo, mientras andaba en la bicicleta, llevando en la parrilla a ______, que tenía un brazo enroscado en la cintura del mismo por la bajada por la que estaban pasando.

—Sí— estiró un poco su cuello para intentar ver por sobre su hombro o debajo de su axila el camino —. Fue el viernes en la noche. Lo único que recuerdo es un chico lindo.

—¡Ja! ¿Más lindo que tu primo? No me hagas reír— comentó divertido, frenando al observar que a lo lejos se aproximaba una motocicleta en el cruce de calles.

Ambos saludaron al conductor, siendo un vecino de la zona antes de retomar el andar.

Siguieron un par de metros en silencio, al tiempo en que Kuroda sentía la brisa golpear su rostro y despeinar sus cabellos. Lentamente, llevó una mano a su frente para apenas rozar la marca. ¿Esa noche tendría éxitos, o sería igual a las dos anteriores?

—¿No recuerdas nada más? ¿Nada de un evento catastrófico o algo así?

—Ay, no exageres— le dio una ligera palma en la cintura —. ¿Has escuchado que siempre digo que solo veo imágenes y no tengo ninguna sensación?

—Sí— asintió mientras se inclinaba a un costado para doblar en otra calle, llevándola hasta la casa de sus tíos.

—Bueno. En la misma premonición, sentí el latido de mi corazón.

—¿Y eso?

—No sé. Le escribí una carta a mi maestro para ver si él tiene alguna idea al respecto, aunque yo también tengo mis hipótesis...— murmuró al tiempo en que admiraba el paisaje frente a ella.

En un momento, su vista se dirigió a una criatura que vio de pasada. Se veía del tamaño de un niño, y también débil. Quizás se había creado hacía poco tiempo. Cuando notó a ______, salió corriendo tras la bicicleta, dando largos y torpes pasos, y ganándose una mirada indiferente de parte de la muchacha.

—Una maldición nos sigue— dijo como si nada.

—¿Me apresuro?— apenas regresó a verla por sobre su hombro.

—No. Ya se ve que se cansó... Y... ya se cayó.

El apellidado Higashi rio ante las palabras de su prima. Por su parte, Kuroda sonrió de lado para regresar a ver las pintorescas casas que ahora aparecían en su campo de visión.

—Apenas sepas algo, me avisas.

—¿De qué?

—De tu premonición, tonta. ¿De qué estábamos hablando?

—Sí, cierto...

Fue moviendo lentamente su cabeza en forma de afirmación.

Sabía que el señor Iwamoto solía tomarse tiempo con otros hechiceros para enseñarles, o simplemente descansar por los años con los que cargaba. Pensar en que lo vería pronto, también hacía que llegara a su mente que pronto acabaría la preparatoria y, luego de ello, su vida transcurriría en la ciudad.

Soltó aire por sus fosas nasales. De ahí en más, sería ella y su hermana. Ryo también iría a Tokio, aunque la universidad a la que iría estaba más lejos que a la que ______ asistiría, que era la misma de Aoi. Kenji viajaría a otra prefectura a estudiar, mientras que Kaori y Daniel se tomarían un año: uno para trabajar y juntar dinero, la otra para elegir bien qué quería seguir.

¿Qué sería la vida de ese muchacho de su premonición? ¿Estudiaría? ¿Trabajaría? ¿A qué dedicaría su tiempo? ¿Tenía objetivos en la vida? ¿Algo que lo apasionara?

DÉJÀ VU |Suguru Geto y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora