Capítulo XVIII

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Se sobresaltó al sentir una mano posándose en su hombro. Hasta le dio un escalofrío.

—Fushiguro, no hagas eso— dijo en medio de una queja, cerrando los ojos.

Todo el día había estado sumamente pensativa respecto a la premonición que tuvo y, por ende, bastante sensible. Le costó dormirse luego de ello, así que fue cansada al trabajo y a la universidad. Por lo menos ya era viernes por la noche, el momento de realizar su primera visión que sería paga. Ya pronto podría descansar.

—Entonces apresúrate. El cliente espera— la empujó hacia la puerta, mientras que _____ fruncía el semblante en forma de protesta por su actitud.

Acomodó sobre su cabeza el pañuelo que tenía entre sus manos, cubriendo de esa manera su rostro para luego acomodar las mangas del houmongi que le había prestado Aoi.

Respiró profundo y abrió las puertas de a par, ingresando a esa habitación y quedar de pie frente al anciano que la veía con sorpresa e incredulidad mezcladas. Apenas pudo divisar todo eso, incluso cuando se levantó para realizar una reverencia mientras que ella mantenía una postura que la hacía ver profesional en eso.

—Señora, es un placer finalmente conocerla.

Apretó sus labios ante la forma en que la había llamado. Seguramente Toji dijo que era una mujer grande o algo por el estilo por su petición de ocultar su identidad.

Alzó una mano y asintió sutilmente, provocando que el mayor se volviese a sentar.

—¿Qué desea saber de su futuro?— interrogó seria, yendo al grano.

—Quisiera saber si volveré a tener a mi esposa entre mis brazos...

Su semblante se suavizó detrás de la tela que lo cubría.

—Ella está en coma desde hace dos meses... Es muy grande como yo, y los doctores dicen que ya está en mis manos el decidir si desconectarla o no.

Tragó saliva. Era algo bastante fuerte por lo que iba a consultarle.

—La amo desde la primera vez que la vi hace sesenta años, y solo deseo saber si la volveré a ver sonreír... o si ya la tengo que despedir...— la voz del anciano se fue, siendo ahogada por un sollozo. Sacó un pañuelo de su traje para limpiar su nariz.

Abrió apenas su boca para dejar escapar aire por ahí, tratando de no ser muy notoria.

—Empecemos con esto...— murmuró. Ahora hacía su mejor intento de seguir sonando profesional —Extienda una mano.

Al ordenar, comenzó a levitar ligeramente. Cerró sus ojos al tiempo en que doblaba una pierna, para pasar su tobillo por detrás de la rodilla contraria, sentándose en la nada y haciendo una seña con sus manos que estaban sobre su regazo. Por ello, el houmongi que Aoi le había prestado se había desordenado un poco

Fue separando sus párpados, ahora mostrando sus ojos completamente negros y las marcas que tenía en su cabeza se iluminaron.

Fue separando sus párpados, ahora mostrando sus ojos completamente negros y las marcas que tenía en su cabeza se iluminaron

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