Abrazos que curan.

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En su llegada a la oficina todo era un caos, faltaban dos semanas para el lanzamiento de su nueva colección y aun faltaba uno de los modelos más importantes, la cosa era que si no lo colocaba donde merecía estar ese omega sería capaz de incendiar la pasarela. - ¿Ya llegó? – Preguntó a su asistente.

Paralelo al caos en su oficina era el caos de su mente y corazón, extrañaba terriblemente a Vegas, en poco tiempo ese hombre se había colado en su interior y no podía dejarlo ir, pero después de enterarse que Vegas fue quien se aprovechó de él esa noche, no tenía idea de cómo podría perdonarlo. Tampoco sabía de que manera o que pasaría si se llegara a enterar de que Phayu es su hijo biológico.

Entró a la sala de reuniones y esperaba encontrar cualquier cosa menos a su mejor amigo y padrino de su hijo dando vueltas aburrido en una de las sillas. – ¡Pete! – Tankhun corrió a abrazarlo efusivamente.

- Khun ¿Cuándo volviste? – Pete estaba ahora más tranquilo al ver a su amigo.

- Anoche y quería darte una sorpresa, por favor dime que mi ropa es como yo. – Pete sonrió, no podía esperar menos de su amigo, conocía lo suficiente a Tankhun para saber que sus diseños debían; más que llamar la atención, destacar durante toda la noche.

- Las mejores telas y los colores mas vibrante para ti. –

- Bien, y dime ¿Quién es el alfa que hizo que mi amigo cayera al mal camino? – La sonrisa de Pete desapareció de su rostro, fue feliz durante unos segundos hasta que su amigo mencionó al hombre que lo había lastimado desde hace mucho tiempo.

- ¿Qué pasa? Porsche solo me dijo que te habías ido esa noche con un alfa muy guapo, después de eso dejó de escribirme, por cierto ¿Dónde esta Porsche? –

- Solo fue algo de una noche. – Pete no quería entrar en detalles.

- Pero sé que después de eso se vieron varias veces más. –

- ¿Cómo te enteras de todo? –

- Tengo mis espías en esta oficina. – Tankhun giñó un ojo.

- No quiero hablar de eso. – Pete se dirigió a su silla habitual a la cabeza de la mesa, tenían una reunión dentro de veinte minutos y debía preparar todo.

- Pete... no entiendo. – guardó silencio ¿Entendería su amigo si le contaba toda la verdad, odiaría a Vegas o le daría otra perspectiva?

Pete suspiró, estaba cansado de llevar el mundo en sus hombros y necesitaba de esos abrazos que solo su amigo le daría. – Si, salimos un par de veces y se lleva de maravilla con mi hijo, es amable y un caballero, también tenemos química y en la cama... bueno... –

- Entonces ¿Cuál es el problema? –

- Es la misma persona de hace seis años. – Con esa declaración Tankhun entendió todo. Además de Tem, su amigo era la otra persona que conocía toda la verdad. Sabía que lo habían engañado y drogado, fue Khun quien lo ayudó a salir de esa habitación de hotel y quien lo llevó al médico, también quien lo acompañó los meses posteriores y al nacimiento de Phayu.

- El destino se empeña en jugar conmigo. – después de esa frase, Pete sintió que su corazón no pudo resistir más y volvió a llorar, sus ojos enrojecieron y Tankhun movió la silla para acercarse a él y tomarlo en brazos.

- Shhhhhh tranquilo. – Pete al fin sintió un poco de alivio, los abrazos de Khun tenían el poder de sanar.

- De verdad lo siento, no tenía ni idea. – Seguía meciendo a Pete mientras lo abrazaba,

- Lo amo... lo odio... no se... - Nadie dijo nada más y permanecieron así por un buen rato, hasta que Pete pudo calmarse y limpiarse la cara.

- Mira que bonito desastre. – Khun le ayudó a limpiar su lagrimas con sus suaves manos. – Lo que decidas, estaré apoyándote, dime si debemos amarlo u odiarlo. – Pete fue capaz de sonreír nuevamente gracias a su amigo.

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