09. ¿Y qué si las miradas hablaran?

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Cassandra López

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Cassandra López.

Terminaba de revisar los miles de papeles que atormentaban mi día, y decidí descansar el cerebro por un pequeño momento.

Pero un pensamiento involuntario vino a mí.

Hoy hay partido...

No, no, no.

—No puede ser—me susurré a mí misma, mientras desarreglaba mi pelo.

Oí que alguien tocó mi puerta, bostecé y dejé entrar a quien sea que estuviera afuera, tocando la puerta.

—Joseabo...—dije, entre un bostezo.

—Perdóneme, de verdad...—

—¡No! Digo, no. Tú tranquilo, no pasa nada—disimulé una sonrisa.

—Gracias, jefa. Ya he terminado mis deberes hoy—comenta.

—¿De verdad todo?—pregunté, mientras hacía otro bostezo.

—De verdad todo—afirmó.

—Bueno, si lo que quieres es irte—hice una pausa —.Adelante, nos vemos mañana a primera hora como siempre—dije, mientras me levantaba y le abría la puerta de mi oficina.

—Gracias, jefa. Nos vemos hasta mañana, Cass—dijo.

—¿Cómo me dijiste?—pregunté, mientras arqueaba una ceja.

—Disculpe, disculpe, jefa—expresó, mientras se ponía rojo.

—Ten linda noche, Joseabo—dije con una sonrisa inconsciente, estoy más dormida que despierta.

—Jefa, ¿se encuentra bien?—su cara se tornó con preocupación.

Ahí vamos, ¡yupi!

—Sí, Manuel. Estoy bien, gracias por preguntar. Ya puedes irte—dije, mientras mis ojos se cerraban.

—Pero...¿me aseguro completamente de que está bien y es consciente de lo que dice?—preguntó. —Yo no me llamo Manuel—susurró por último.

—Dios, qué pesado eres. Dije que sí—respondí nuevamente.

—Está bien, pues me retiro. Ya todos se fueron y usted queda sola en el edificio—avisó.

—Sí, no pasa nada. Enseguida me voy, ya—dije, mientras sobaba mi cabeza, el dolor me está matando.

—Está bien, bye—dijo, mientras sus pasos se estaban escuchando como chillidos en el piso.

Bye—tiré de golpe la puerta.

Me volteé y mi único objetivo fue el bello y atractivo sofá, en el cual me abalancé y me aferré al sofá, ya que estaba helado por el aire acondicionado.

•~•~•~•~•~•~•~~•~•~•~•~•

Un ruido muy alto me despertó, y fruncí el ceño, confundida. Aunque me dolió, me tuve que levantar del sofá, me estiré un poco, y me dolió el cuerpo. Soy mal dormir, y seguramente mi posición no fue la mejor.

El reflejo de tus ojos || João Félix.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora