14. Confianza.

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Cassandra López

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Cassandra López.

Hace un día, João y yo... Bueno, pasó, pasó y pasó. Pero el problema, es que no sé como pasó.

No, o sea, sí sé hasta cierto punto. Pero, estoy súper confundida. ¿Significa que tenemos que ser algo?, ¿significa que tenemos que hablar más?

Sólo quiero saber qué significa, solamente eso.

—Cassandra, ¿estás bien?—las manos de Lorenzo tocando mi cara, me sacaron de mis pensamientos.

—¿Ah? Ehh, sí, sí, todo bien, Lo. No te preocupes, déjame ir por agua—me levanté del pasto. 

Lorenzo y yo estábamos en el jardín, él me dijo que si lo acompañaba a jugar, o bueno, sólo a hacerle compañía literalmente. Y yo dije que sí.

Tengo tantas dudas en este momento, estoy tan desubicada, ni siquiera dormí de los nervios. O sea, si veo a João, seguro será muy incómodo, y yo en ese tipo de situaciones no soy muy fan.

Fui a la cocina, y tomé un vaso de agua. Me dije que tenía que dejar de pensar en eso.

—Buenos días—la voz de João llegando a casa.

Okey, ¿entonces yo lo llamé?

—Buenos días—saludé, después de tratarme el agua, a fuerza y no por voluntad propia.

—¿Fermín está en casa?—preguntó, acercándose a mí.

—Está cambiándose para ir a entrenar contigo—respondí, dejando el vaso en el lavabo, sin querer mirarlo.

Sólo le pido una cosa a Dios; que no saque el tema de ayer.

—Entonces lo voy a esperar—su tono parecía alegre, y sarcástico. Oí que se sentó así que lo volteé a ver, él estaba viendo su teléfono.

Suspiré, en verdad ni siquiera me atrevía a hablar de ayer, bueno, tampoco sabía cómo comenzar.

—No nos vio nadie, ¿cierto?—dije, mientras buscaba mi helado en la nevera.

—No lo sé—negó, con un bostezo.

Tomé una cuchara, y cogí mi bote de helado, fui a donde estaba sentado él, y lo miré sin expresión alguna. Me senté en la barra de la cocina, ya que él estaba en una de sus bancas. Tomé una cuchara de helado y se lo ofrecí. Él abrió la boca, y yo se lo di.

—¿Sigo siendo un extraño para ti?—preguntó, viéndome serio, aunque sus ojos me transmitían ternura.

—¿Extraño? No entiendo, ¿por qué serías un extraño para mí?—pregunté, viéndolo.

—No sé, hace menos de cinco semanas te conocí, y ayer te besé, y jamás hemos hablado—explicó, tenía casi la razón.

—Bueno, concuerdo contigo, pero creo que ya habíamos hablado antes—reconocí.

El reflejo de tus ojos || João Félix.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora