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Capítulo 13:
"Cuando las luces se apagan"

Nota mental:
Recuerda hacer silencio.

Suelto un suspiro de frustración, dejando la libreta a un lado y aceptando la realidad que me rodeaba

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Suelto un suspiro de frustración, dejando la libreta a un lado y aceptando la realidad que me rodeaba.

No terminaría los deberes.

Por más que lo intentara, mi cabeza no dejaba de atormentarme con mis pensamientos relacionados a Austin y su estupida escena aquel lunes en la cafetería. De solo recordarlo me hervía la sangre y al mismo tiempo me entristecía confirmar lo que ya me imaginaba.

Austin me veía como los demás.

Le había dicho que no me importaba lo que los demás opinaran de mí, lo cual era completamente cierto, pero por alguna razón el hecho de saber que Austin me veía como el resto de la personas había sido una estaca en mi corazón.

–Cariño –se anuncia mi madre antes de asomar la cabeza por la cabeza–. Hay un chico buscándote.

Frunzo el ceño antes de levantarme de mi cama y seguirla hasta el living.

–¿Tyler? –pregunto por inercia.

El mencionado y yo nos conocíamos desde que éramos unos críos, sus padres y los míos han sido tanto amigos como socios incluso desde antes que nosotros naciéramos. Siendo mayor que él por tres meses de diferencia, Tyler MacAuley y yo nos criamos con el mismo movimiento familiar que nos rodeaba, la única diferencia era que él se tomaba las cosas más en serio que yo. De niño siempre me hablaba sobre tomar el mando de la empresa familiar apenas pudiese, porque al igual que yo, Tyler era el único heredero de la fortuna de sus padres.

Conforme crecimos nuestras mentalidades cambiaron, pero el cariño seguía intacto, fortaleciéndose tanto hasta el punto que ese sentimiento se transformó en otras cosas. Tyler no me gustaba en modo romántico, jamás he sido capaz de verlo con esos ojos. Sin embargo, la atracción y el deseo de experimentar creció entre nosotros, siendo así el primer chico al que besé y entregué mi virginidad el verano pasado.

La voz de mi madre me devuelve al presente.

–No, nunca he visto a este.

No comprendo hasta qué llegamos a la entrada de casa, donde justamente en la entrada de lugar, Austin Gallagher se removía nervioso en su lugar. 

–¿Qué haces aquí? –suelto sin pensar.

–Hannah –me recrimina mi madre entre dientes–. No seas grosera.

Sonrío de manera forzosa en modo de disculpa.

–Mamá, él es Austin. –lo señalo–. Fue quien muy ayudó a escapar del instituto aquel día –explico con voz forzosa. A mamá se le ilumina la mirada.

EL CAOS QUE NOS UNIÓDonde viven las historias. Descúbrelo ahora