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Capítulo 20:
"Los anhelos del corazón"

Nota mental:
Cuidado donde caes.

–Adiós, Héctor –se despide la muchacha al bajar

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–Adiós, Héctor –se despide la muchacha al bajar.

–Adiós, y gracias de nuevo –murmuro con cierta incomodidad. El chofer de Hannah me sonríe con gracia.

–Adiós, joven. Disfruten su día.

Le doy una pequeña sonrisa antes de salir del auto, encontrándome a Hannah luchando contra los mechones rebeldes que no la dejaban en paz debido a la brisa fría del mar. Sonrío con burla ante la escena.

–¿Algo qué decir? –pregunta con falsa ofensa.

–Te ves ridículamente tierna. –Hannah sonríe con cierta timidez, comenzando a ruborizarse.

–¿Carrera hasta la playa? El perdedor es un friki.

No seas ridículo, Austin.

–Vale.

Antes de darle algún tipo de ventaja, agarro con fuerza mi mochila y corro con rapidez. Escucho las quejas de Hannah a mis espaldas pero no me detengo hasta llegar a la orilla del mar. Con pocos segundos de diferencia, la niña pija llega a mi lado con la cara completamente roja y agarrando grandes bocanadas de aire.

–Vamos, Clark, pensé que eras atleta –me burlo, ganándome una mala cara de su parte.

–Tu eres corredor, no fue justo –refunfuña aún respirando con dificultad. El simple gesto de escuchar su respiración agitada y ver el vaivén de su pecho descontrolado genera algo dentro de mí.

–No seas mal perdedora, niña friki –sigo burlándome, emprendiendo camino en dirección a una zona alejada de la orilla, me arrodillo en la arena para comenzar a sacar las cosas de la mochila.

–No soy mal perdedora y menos una niña friki. –Imita mi acción para ayudarme a colocar la manta y la comida.

–No, definitivamente eres una niña pija.

De reojo puedo notar que me mira boquiabierta, provocándome una carcajada. Una pequeña y resentida Hannah me golpea el hombro, causándome más un pequeño cosquilleo en la zona que algún tipo de dolor.

–Idiota.

Intenta lucir enojada, pero la pequeña sonrisa que se le asomaba en los labios la delataba completamente. Terminamos de acomodar todo lo necesario para nuestro encuentro en un cómodo silencio.

¿Ahora le dices así?

¿Era justo decirle cita?

¿Hannah realmente lo vería de ese modo o era simplemente yo y mis falsas ideas?

EL CAOS QUE NOS UNIÓDonde viven las historias. Descúbrelo ahora