19

74 7 0
                                    

Capítulo 19:
"Comité estudiantil y una sorpresa"

Nota mental:
Está bien emocionarse.

–Muy bien, como todos sabrán, Halloween será dentro de tres semanas y necesitaremos todo el apoyo posible para recaudar fondos –anuncio luego de saludar a todos y sentarme en mi lugar de la mesa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

–Muy bien, como todos sabrán, Halloween será dentro de tres semanas y necesitaremos todo el apoyo posible para recaudar fondos –anuncio luego de saludar a todos y sentarme en mi lugar de la mesa. Toda la junta del comité estudiantil me mira con atención–. Estoy abierta a cualquier sugerencia.

Algunas personas levantan la mano de manera inmediata, dudo unos segundo antes de darle la palabra a una de las chicas.

–Podríamos hacer un evento deportivo benéfico –sugirió. Algunos presentes asienten, estando de acuerdo. Sin embargo, un chico protesta.

–Se hizo el año pasado, creo que deberíamos intentar otra cosa.

–¿Y qué sugieres tú? –vuelve a hablar la misma chica, esta vez con obviedad.

–Yo sugiero una subasta.

–¿Subasta? –pregunto con interés–. ¿Qué subastaríamos?

–¿Ropa? –sugirió una segunda chica.

–No estaría mal –concuerdo con ella, haciéndola sonreír tímidamente.

–¿Y qué tipo de ropa? Si se puede saber –pregunta de nuevo la primera chica a la defensiva, haciendo que la segunda se encoja en su asiento con vergüenza.

–Subasta de ropa –anuncio en voz alta con intenciones de terminar esta pequeña disputa. Anoto la idea en mi pequeña libreta mientras otro chico se atreve a hablar.

–¿Qué tal algo más divertido? Al estilo Hollywood –sugiere con una sonrisa divertida. Al ver que ninguno de la mesa entendía a qué se refería, rodó los ojos antes de volver a hablar–: Personas, subastar personas.

–¿Subastar personas? ¿Como en el siglo diecinueve? –contraataca otro chico con el ceño fruncido.

–Bueno, no en ese contexto –admite el primero, avergonzado.

De pronto, un pequeño foco se enciende encima de mi cabeza. Metafóricamente hablando, claro.

–¿Qué tal subastar algo más que simplemente la persona? –La atención de todos cae sobre mí nuevamente–. A ver, sé qué hay muchas chicas aquí que darían literalmente cualquier cosa por la oportunidad de compartir al menos un día entero con su crush del instituto y viceversa.  Podemos a ofrecerle esa oportunidad a los estudiantes.

–¿Y si los participantes se niegan? –pregunta tímidamente la segunda chica.

–Podríamos ofrecerle un porcentaje de su ganancia. –La primera chica se encoge de hombros al hablar–. Al fin de cuentas, cuenta como trabajo de un día.

EL CAOS QUE NOS UNIÓDonde viven las historias. Descúbrelo ahora