Capítulo 16:
"Cuando las acciones valen más que las palabras"Nota mental:
Siempre es mejor aclarar las cosas.Me remuevo de manera inquieta en mi lugar, mirando nuevamente mi móvil y confirmando por enésima vez que Hannah no había respondido.
Estoy haciendo el ridiculo.
Idiota.
Tal vez aún tenía tiempo para arrepentirme e irme como si nada hubiese pasado.
Si, eso era lo correcto.
Estoy dispuesto a dar media vuelta y fingir que no estuve por acá cuando escucho una puerta abrirse. Fijo mi vista en la chica y no puedo evitar recorrerla al notar su uniforme de porrista, el cual le dejaba a la vista sus hombros, parte de su abdomen y sus piernas bronceadas de verano.
Maldita seas, niña pija.
¿Por qué me haces esto?
–Hey –saluda con una pequeña sonrisa nerviosa. Baja los peldaños de su entrada hasta colocarse frente a mí.
–Hola –devuelvo el saludo del mismo modo.
–¿Qué haces aquí?
–¿Me desprecias tanto, Clark? –bromeo, guardando mis manos en los bolsillos de mi jean. Ella sonríe con gracia.
–Un poco –afirma ladeando la cabeza.
–Que triste, soy tú salvador, ¿recuerdas? –imito su movimiento.
–¿Ah, si? –pregunta cruzándose de brazos, haciendo resaltar sus senos–. ¿Y por eso debo aguantarte?
Me acerco un paso, teniendo su rostro más cerca. De repente, los nervios que me invadían desaparecen mágicamente, siendo reemplazados por la necesidad de acercarme y sentir su tacto.
–Sólo si es lo que tú deseas –susurro bajando la mirada por la diferencia de altura.
–¿Y si lo quiero? –insinuó con voz juguetona.
Por simple inercia, mi mano se engancha con firmeza en su nuca, del mismo modo que aquel día de la playa donde lo único que podía pensar era en su figura en aquel bikini rojo. Hannah no parece inmutarse ante mi repentino movimiento, manteniendo sus ojos fijos en los míos.
Siento mi corazón acelerarse por el simple hecho de tenerla así de cerca y aún así en el fondo sentía que no era lo suficiente.
–No juegues conmigo –solté de manera amenazadora. Aunque podía jurar que había sonado más como un ronroneo retador. Hannah sonríe con sorna.
–No lo hago.
Experimento el peligroso instinto de acercarme y terminar el espacio entre nosotros. El agarre de mi mano se aferra con más fuerza de manera inconsciente, y aunque por un momento temo haberla lastimado, sé que ella lo disfruta tanto como yo al verla ensanchar su sonrisa.
ESTÁS LEYENDO
EL CAOS QUE NOS UNIÓ
Teen FictionDicen que solo hay dos cosas seguras en esta vida: el amor y la muerte. ¿Que harías si la vida te junta las dos cosas al mismo tiempo? Cuando Hannah y Austin asistieron en su primer día para su último año del instituto jamás se imaginaron que sus m...