Cerezo Venenoso|||Naruto

Capítulo 14

Punto de vista de kakashi
Conocer a sakura fue un nuevo aire, una nueva oportunidad, la primera vez que la vi fue cuando ella era una pequeña bebé de 3 meses, tan pequeña y frágil, su aroma suave junto a la suavidad natural de un bebé de su edad, ella era vida, no lo dudaba, tenía la capacidad de hacerlo olvidar lo malo y los malos ratos de su vida, poco a poco que la niña crecía, lo hacía su cariño por ella, recuerda aún ese 3 de septiembre donde ella dijo su primera palabra, sus padres estaban de viaje y lo habían contratado para que la cuidara, lo hizo, paso tiempo con ella, la consintió y enseñó todo lo que pudo, esa tarde le había hecho su biberon y su papilla de calabaza con pequeños trozos de carne desmenuzada, ella lo miró con su linda sonrisa con dos pequeños dientitos y le dijo: "papá", a él, no al señor haruno, a él, lo veía como un padre, sintió algo de culpa pero para él, sakura era su hija, puede que no sea su sangre pero la amaba, desde ese día paso tiempo con ella el doble y la empezó a llamar su hija, tenía un gran cuadro de ella en su cumpleaños número 2, con un lindo vestido verde esmeralda y una pequeña corona que el le compró, abajo en el marco del cuadro decía sakura hatake, se había tomado ese pequeño atrevimiento de tener un cuadro de su "hija" en su hogar.

Un día el hokage lo había llamado y le había dicho que era posible que sakura estuviera sola de ahora en adelante obviamente eso lo confundió mucho, estaba él y los señores haruno, pero justo el hokage pareció adivinar sus pensamientos y le confirmó lo que no quería confirmar, los padres de sakura estaban muertos, fue como si le hubieran tirado un balde agua fría, intento adoptarla, por supuesto que lo intento, estuvo dispuesto a renunciar su cargo de líder de anbu pero el hokage no lo acepto, diciendo que sakura solo conocía su lado anbu, que solo lo reconocería con su máscara, el tenía razón pero no podía dejarla sola.

Así pasaron los días y luego meses hasta que se hicieron años, sakura ya tenía 5 años y él se había acercado a ella nuevamente, había crecido bien y entrenaba mucho realmente una niña con un gran poder y potencial, no podía evitar sentir que orgullo dentro de él, su pequeña guerrera había crecido magníficamente, era fuerte y lista, astuta por donde la mires, sabía analizar su entorno, el fuerte que tenía era todo lo elemental, ella le confirmó que había comprado papel de chakra y era a fin a todas las naturalezas, obviamente no perdió el tiempo y le dio un entrenamiento infernal pero que poco a poco dio sus frutos, ella estaba a pocos pasos de ser una gran ninja, no dudaba que superaría cualquier obstáculo.

Actualmente la estaba vigilando, ella entrenaba, obviamente noto que se estaba esforzando más, había mejorado su puntería pero era demasiado confiada cuando se trataba de taijutsu, necesitaba más clases con guy seguro que así ella aprendería que el taijutsu puede llegar a ser mortal incluso sin el chakra no por nada guy era reconocido por sus habilidades de combate cuerpo a cuerpo, hubo un momento en el que ella se detuvo, analizo su entorno y tiro unos kunais a su dirección, había dejado salir algo de chakra a propósito para probar su lado sensor, al parecer funcionó decidió que era hora de un entrenamiento sorpresa así que atacó por todos lados pero se centraba en su punto ciego, pasaron horas hasta que ambos se cansaron y decidieron que lo mejor era parar porque ya habían destruido la mitad del campo de entrenamiento y estaba seguro que las reparaciones irían por su cuenta.

No dejaría que su pequeña gastará un solo centavo, no mientras el estuviera con vida, ella podía ahorrar ese dinero para comprarse alguna cosa, pero él pagaría cada capricho, cada prenda que use, cada tiara que este en su pequeña cabeza, cada zapato que use sus delicados pies, siempre que él pueda, ella lo tendrá todo, porque sería el mejor puto padre del mundo, ella sería la niña más consentida del todo el mundo mientras el estuviera con ella.

Unos meses después...

Era el primer día de academia y el estaba más nervioso que su pequeña hija que lo veía caminar de un lado a otro, estaba que los nervios lo carcomían, no sabía como calmarse hasta que su pequeña princesa le regañó

-papi, vas a hacer un agujero en el suelo-dijo haciendo un pequeño puchero cruzando sus pequeños brazos

Todo en mi pequeña niña me causaba una ternura inmensa, mi pequeño sueño de ser padre se había cumplido, nunca pensé que realmente iba a tener a un pequeño ser del cual cuidar, estaba seguro que si rin seguía viva la hubiese amado, tal vez, obito igual, el era alguien muy energético y no dudaba que su hija lo hubiese amado, serían sus tíos y el los vería convivir a lo lejos, disfrutando de tener una linda familia.

Pero no era así, solo eran sakura y él, no le molestaba, adoraba a veces esos momentos con su hija pero no negaba que a veces quisiera que incluso su padre o su sensei estuvieran ahí con él, viendo como se convierte en padre y protege a su hija como ellos también lo hicieron alguna vez, salió de sus pensamientos al darse cuenta que estuve dejando a su hija con las palabras en la boca.

-Lo siento, mi pequeño jade, me perdí en mis pensamientos, solo estoy nervioso por tu primer día, qué pasa si no logras hacer amigos? O si te sientes incomoda en la clase o si te tratan mal- expresé mis pensamientos sobre la situación.

Ella simplemente me vio y se río

-papi, no te preocupes, soy alguien muy difícil de odiar además recuerda soy muy fuerte- me dijo con su mirada seria y su lindo ceño fruncido

Podía no ser mi sangre, pero era la niña más adorable y dulce del mundo, su inocencia era algo que iba a proteger a toda costa, realmente amaba ser padre.