Cap. 11-En medio del caos, te quiero cerca

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Año 2018, Julio
Buenos Aires, Argentina
En medio del caos, te quiero cerca

Elisabeth
De un momento a otro termine en el suelo con el grito de bomba, una explosión se escuchó, la persona que estaba a mi lado ya no estaba, miro a mis costados y solo puedo ver humo, un pitido en mis oídos hace que me tape en automáticos los oídos mientras sigo en el suelo, es insoportable. Los segundos pasan, se me hacen eternos, de apoco el pitido disminuye, quito mis manos y las miro, hay sangre en ellos.
La neblina comienza a dispersarse, giro mi cuerpo con dolor, trato de levantarme, pero tambaleo en el proceso, termino de nuevo en el suelo. Observo como alguien se acerca a mi y me levanta como si nada, vi las trenzas que siempre se hace y que hoy estaba usando, no pude observarla bien, aún seguía el humo entre nosotras.

Escuché las sirenas de la policía y los bomberos, intentamos caminar, pero chocamos con un gendarme que seguía en el suelo, desvié mi mirada a Angel para decirle que lo ayudemos, pero con solamente mirarnos supe lo que me decía, podía leer su mirada, entendí que esa persona ya no estaba entre nosotros. Se llenaron de lagrimas mis ojos, entre en desesperación, no quería pensar en cuantas personas había lastimado o cuantos habían muerto, una leve presión en mi cintura se hizo presente alejándome de esos pensamientos trayéndome a la realidad. Sabia que era Angel tratando de calmarme, ahora mismo era un manojo de nervios.
Seguimos avanzando, poco a poco divise la casa, al final no estábamos tan lejos, al parecer no fue tan masiva la bomba, la casa estaba intacta, sin ningún daño, como si nada hubiera pasado.

– Esto es culpa de ese hijo de puta – grito María mientras entrabamos, nos miró a ambas, estaba asustada. – ¿están heridas?

 – Yo solo estoy golpeada, Elisabeth estas bañada de sangre – Respondió Angel, mire mis manos y todo mi cuerpo, era verdad, entre en pánico.

– No... no es mía la sangre chicos... - murmure, mis ojos se llenaron de lágrimas nuevamente, María solo me miro con compasión, ella también estaba a nada de llorar. – tengo que bañarme y ver el daño que causo esa bomba, yo debo bañarme – antes de que pudiera seguir hablando mientras camino hasta el baño, me vuelve a agarrar Angel, sujeto con sus manos mi cara, sus ojos verdes conectaron con los míos.

– Respira, inhala y exhala – dijo Angel sus ojos no se despegaron de los míos como si quisiera comprobar que de verdad estaba ahí con ella, que no estaba pensando en el desastre que fue esa bomba. – Te preparé la tina, ¿De acuerdo? – no salía palabras de mi boca, solo pude asentir sin dejar de mirarla. Encontraba calma en su mirada.

– Tengo que comenzar a redactar el comunicado que sacaran, mandaremos a la vocera. No vamos a dar la cara ahora mismo, no en estas condiciones, no dejare que la vean mal dijo María trayéndome a la realidad, parpadeé varias veces, Angel ya no estaba al frente mío, solo podía observar el sillón color crema. Sentí sus miradas, no quería verlos, no podía.

– Hay que hacer recuento de los daños, cuantas bajas hay. Me bañare y volveré – dije y sin esperar una respuesta camine en dirección a mi habitación, necesitaba quitarme la sangre, tenia que estar limpia.

Abrí la puerta de mi habitación, la ventana seguía abierta y me dirigí a ella, debía ver que tan grabe fue todo, tenia que saber. Mis pasos eran lentos, se volvía mas lejana la ventana. Mis ojos reprimieron las lagrimas que se asomaban, todo era un desastre, el humo ya no estaba, solo era una escena terrorífica, vi demasiados uniformes, sangre por todas partes. Divise a dos gendarmes con una camilla plegable en ella había una persona ya sin vida. Admiraba con la frialdad que ellos manejaban esta situación.
Sentí una leve presión en mis hombros, despegue mi mirada de ellos no por voluntad propia sino porque me obligaron a caminar en dirección al baño no proteste, no tenía fuerzas para hacerlo.

La presidente; Un país perdido...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora