Año 2014
Pasado
Norte argentino, Tucumán.
¿Te imaginas si...?Anteriormente
Un impaciente Emmanuel se encontraba relojeando el reloj de su mano derecha. Ya no estaba tan seguro de que María llegará al restaurante a tiempo.
Estaba por llamar al mesero para pedirle la cuenta de su café cuando una mujer se sentó en la silla que tenía al frente, sorprendiéndolo. Pudo observarla mejor y era María, aunque muy diferente. Traía una coleta alta que sujetaba todo su cabello, unos anteojos chiquitos con los cuales deducia que sólo usaba para descanso. Y lo que más le sorprendió es que no traía una sola gota de maquillaje.
— Tengo que admitir que por un momento, no te reconocí. — dijo Emmanuel, María lo miro con una ceja levantada y sólo pudo reírse.
— Pues el hecho de que este así, es que me citaste ayer por la noche. Hoy es domingo, nadie se arregla tanto un domingo.
— Tienes razón, mala mía. Pasa que no podía pasar más tiempo sin decirte lo que estuve planeando todos estos meses...
— Claro, terminaste conmigo para ponerte a planear Dios sabe que cosa. Y ahora vienes, me llamas y me citas en esta cafetería sólo para decirme algo que no me interesa en lo absoluto. Si vine fue para decirte que ya no me busques más, es agobiante tener que ver que estas llamandome todos los malditos días.
— Perdón. Se que te deje sin decirte nada y ahora regresó sólo para contarte algo que a ti por el momento no te importa. Se que tienes todo el derecho del mundo en enojarte conmigo, fui un idiota...
— Fuiste un grandísimo idiota. — interrumpió María.
— Ya lo sé y lo lamento, pero esto que quiero decirte, va muchísimo más allá de nosotros. La razón por la que te contacte fue para ofrecerte una propuesta.
Meses después.
El sol pegaba directamente en la frente de María que seguía caminando sin prestarle tanta importancia, tenía una sola cosa en mente, encontrar a su amiga Elisabeth antes de que entrara al penal de mujeres a trabajar. Miro para ambos lados de la entrada del penal y su amiga no se encontraba ahí, observo al frente y pudo distinguirla, estaba hablando con una de las guardias ambas tenían un vaso de café el cual vendía en el kiosko en el cual se encontraban. Camino hacia ellas y Elisabeth divisó a su amiga llegar hacia ella, soltó una sonrisa.
— Elisabeth debo hablar contigo. — dijo María apresuradamente interrumpiendo la conversación que tenía Elisabeth con la mujer guardia, la cual se levantó y se retiró.
— Genial, arruinaste mi conversación y ahora las mujeres que están ahí embarazadas no podrán tener un gustito. — comentó enojada Elisabeth mirándola a María, cosa que le importo poco y empezó con el discurso que ya tenía mentalmente hecho.
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La presidente; Un país perdido...
Fiction généraleElisabeth trabajo duro para llegar a donde esta, ser la primera mujer luego de mucho tiempo postularse como presidente sería difícil. Mas aún cuando todos son hombres, todos tiene la familia perfecta enmarcada en cada revista, en cada portal de espe...