Prólogo

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"Young and Beautiful" by Lana del Rey.

Esto es una especie de prólogo.

La habitación está demasiado bien amueblada, huele a recién pulido, y casi resplandece con la maldita luz del atardecer. Parece un aviso para algún trabajo de hogar y jardinería. Es hermosa, por supuesto, con su piso de madera color miel y paredes de colores crema, ventanas pintorescas salpicando cada habitación y los muebles más felpudos y floridos (en el estilo Barroco, por el amor de Dios) agrupados en los patrones más ingeniosos.

Es lujoso, y elegante. Y mierda, Chiara lo detesta.

No porque no sea lindo -no es una idiota- sino por lo que es. Lo que significa. Aquí está ella, habiendo mantenido una perfectamente tediosa, normal y económicamente responsable vida sin el dinero de su padre (no, gracias). Y ahora, según el acuerdo alcanzado entre sus queridos mamá y papá en el no tan desagradable divorcio de hacía unos años, este último había tenido que insistir en que Chiara asistiera a la más extrañamente prestigiosa universidad que Inglaterra podía ofrecer.

Sin presiones, claro.

Aún mejor, su querido padre ni siquiera había tenido el tupé de gastar en un apartamento para ella sola, sino que insistió en obligar a Chiara a vivir en una de las suites de lujo excesivo por compensación. Las que requieren un compañero de piso.

Chiara no sólo se ve forzada a entrar en una universidad que estaba totalmente fuera de su área de experiencia (porque ella era ese tipo de mariposa social en el mundo natural, tenía un truco para hacer demasiados amigos), sino que ahora estaba siendo forzada a compartir su espacio con alguna pendeja pretenciosa que tiene un montón de dinero y probablemente le guste ejercer ese interesante rol de superioridad. (No, no había conocido a su compañera de piso aún, y no, no necesitaba hacerlo para comenzar a juzgarla).

Nunca había estado preparada para manejar este tipo de situaciones con mucha gracia. Su madre siempre le decía que su lengua mordaz sería su perdición, ya que no era capaz de mantenerla a raya. Y "mantenerse a raya" es algo que Chiara no hacía. Con un golpe seco que estaba en total discordancia con los finos muebles, Chiara deja caer sus bolsos y maletas, suspirando dramáticamente mientras observa su entorno. Sintiéndose un poco poética (este es, después de todo, el acto de apertura de su tragedia) mira hacia fuera, a los antiguos edificios entrelazados con hiedra, asentados en el verde césped, vibrantes ante ella. Su habitación se encuentra en el suelo, observa una vez más con disgusto. Sus ventanas son increíblemente bajas, tanto que ofrecen fácil acceso a cualquier intruso encapuchado para saltar dentro sin dificultad alguna. Uno podría, literalmente, estirar la pierna un poco por encima y estar dentro de su apartamento.

Simplemente genial.

No es que Chiara posea nada que estos Midas* pudiesen querer. (Excluyendo su impecable estilo, gracia y completa personalidad. Por no mencionar la moral, y su sólida ética en cuanto al trabajo. Bueno, casi sólida).

"Oh, por dios." dice una voz que viene desde la puerta, y Chiara se da vuelta para ver a su mamá, observando curiosamente su entorno, abriendo los ojos para poder procesar todo.

"Lo sé, es un poco demasiado, ¿no es así?" Chiara mete las manos con fuerza en sus bolsillos.

"Es... es algo." Respira en tono bajo y Chiara no se pierde la amargura, que esconde apenas, en sus palabras. "Tu padre ciertamente tiene un gusto especial para hacer las más llamativas de las elecciones," hace una pausa. "Cuando se trata de imagen pública."

Chiara levanta una ceja. "Si, Josep la tiene, ¿no?" le responde con delicadeza, haciendo especial énfasis en el nombre. Nunca se ha sentido particularmente cómoda con el término 'padre'.

Con un último vistazo impresionada por la ventana, suspira y se pasea lentamente haciéndose hacia atrás. "Bueno, entonces. Sólo entremos." Su mamá asiente, aún con sus ojos estrechados, antes de seguirla por la puerta.

***

Su madre se fue después de que todas las cajas habían sido arrastradas a la nueva morada de Chiara, el cartón oscuro contrastaba con los marcos dorados y color ébano barnizado que no tenían absolutamente ningún lugar en una suite del siglo 21 de una universidad. De verdad, ¿por qué mierda era todo color dorado? Es la universidad, no Versalles.

"¿Te veré pronto?" Su madre le preguntó antes de salir, su voz temblaba al borde de la fragilidad. Chiara asintió, haciendo su mejor intento de no poner los ojos en blanco exageradamente. Era una buena persona, realmente lo era, sostenía las puertas abiertas para las viejecitas y todo eso, pero su madre tenía una afición con victimizarse y ser autoindulgente, algo que ni ella ni sus hermanas podían soportar.

"Claro mamá. Volveré antes de que te des cuenta. Una mañana tan sólo te levantarás y ahí estaré, sentada en la mesa y pidiendo mi desayuno."

"¿O podría visitarte yo?" Pronunció con una esperanza infantil.

"Mamá," Chiara dijo, lanzando sus palabras con una paciencia fingida. "Te lo haré saber. Las clases ni siquiera han comenzado. ¿Está bien?"

Ella asintió. Sus ojos estaban tristes, mirándola, implorando.

Bien. Hora de irse.

Sin delicadeza, Chiara enredó impaciente sus brazos alrededor de los hombros de su madre. "Gracias de nuevo, por todo. Adiós. Te amo." Presionó un rígido beso en su mejilla. "Diles a las niñas que las extrañaré, pero sólo a veces. Échalas de mi habitación. Y mantén un ojo abierto, ¿si? No te olvides de ellas."

Asintió. Sus ojos seguían tristes. "No lo haré. Adiós, Kiki. Te extrañaré cariño."

"¡Será mejor que te marches ahora! ¡El tiempo es oro!" Fue su respuesta, cantada en un tono excesivamente chirriante.

La observó marcharse sólo por un momento antes de voltear para hacer la tarea en cuestión, su mente seguía enfocada en las maletas que se esparcían en los pisos brillantes.

Entonces, ahora Chiara está sola, enfrentándose con montones de cajas, paredes que se burlan de ella y de sus nada elegantes zapatos, sin una compañera de habitación (aún), y un sentimiento de vacío muy real.

"Bueno." Murmura, olfateando mientras explora su apartamento lujoso y sin esperanza. "Supongo que aquí es donde todo empieza."

***

Siempre que veas un asterisco junto a una palabra, significa que al final del capítulo habrá alguna explicación.
*Midas; Rey de Frigia, que, de acuerdo con una historia, le fue dado por Dionisio el poder de convertir todo lo que tocara en oro.

Young and Beautiful | KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora