VIII

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Chiara despierta a la mañana siguiente con una cabeza que podría tener el potencial para hacer combustión en cualquier momento.

"Oh Dios," resopla, ciegamente trata de alcanzar el agua en su mesita de noche. Pero, no hay-¿y dónde mierda está Ruslana? ¿No debería estar cuidándola y complaciendo sus caprichos?

Cuando Chiara finalmente hizo su camino torpemente a través de la puerta la noche anterior, la chica no estaba en ningún lado, sólo los restos de un guiso en el fregadero indicaba que al parecer había estado allí desde la última vez que Chiara la había visto.

No la irritaba. No es como si hubiera planeado mentalmente su discurso de quejas acerca de la fiesta y Violeta Hodar en el camino a casa, ni nada. Realmente disfrutaba de esta pacífica soledad.

Si Ruslana HUBIERA estado allí, probablemente habría terminado tocando el maldito piano o tirándose pedos.

Pero ahora Chiara está despierta (sóla en el más generoso sentido de la palabra) y apenas respira con la almohada sobre su rostro mientras sufre en silencio por existir.

"Ruslana," llama débilmente, su voz cargada de sueño y deshidratación.

El champagne es vil. Es bonito y divertido y te hace creer que te ama, pero es vil.

"Ruslana," intenta de nuevo, pero la puerta está cerrada y sabe que Ruslana no se encuentra en ningún lugar lo suficientemente cerca como para escuchar los lamentables quejidos de Chiara.

Afortunadamente, este es el siglo XXI.

Sintiéndose como si acabara de salir del culo del diablo, busca a tientas su teléfono, localiza el nombre de Ruslana (no va a hablar sobre el hecho de que la puso en su lista de favoritos-fue por conveniencia y nada más) y lo presiona con toda la pasión que puede reunir en su estado de resaca.

Suena una vez.

"¡Kiki!" Ruslana responde con firmeza tan pronto como la atiende. "¿Dónde estás? Estaba a punto de hacer que Rory nos consiga algo de comida."

"Suenas muy alegre para estar despierta tan temprano," Chiara responde.

"Es casi mediodía."

"Mediodía es temprano. Cualquier momento del día que involucre al sol es temprano."

"No puedo decir que no estoy de acuerdo contigo en eso. Pero aún así, tuve una clase. De hecho, acabo de volver."

Clase.

Es lunes.

Mierda.

MIERDA.

"Mierda," repite Chiara, y es un chillido de desesperación. "¡Me dormí! Voy a ser expulsada de la universidad a este ritmo."

"No seas dramática. Entonces, ¿qué dices? ¿Quieres algo en particular? ¿Salmón? ¿Un sándwich? ¿Lasagna?"

"Voy a necesitar gasolina. Y un fósforo. Y que tires algo de pólvora al departamento mientras estás fuera."

"... ¿Esto tiene que ver con Violeta?"

"No. Bueno. Quiero decir, supongo que podría. Pero no-Ruslana, creo que me estoy muriendo."

"¿Dónde estás?"

"En mi cuarto."

"¿Me llamaste desde tu habitación?"

"Sí."

"¿Estás ahí en este momento?"

"Sí."

Hay una pausa en la otra línea, luego el sonido de fuertes pisadas. La puerta se abre de golpe, y aparece una Ruslana en pantalones cortos de jersey negro, una camisa de manga larga de color crema y una gorra Snapback, con el teléfono pegado a la oreja. Parece cansada, tiene sombras profundas bajo sus ojos, pero el brillo de su sonrisa aleja a cualquier rastro de oscuridad.

Young and Beautiful | KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora