XII

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El miércoles comienza como un desastre.

Ya es basura porque Chiara está completamente cansada ya que se había ido a la cama demasiado tarde, una vez más. Había interrogado intensamente a Ruslana tan pronto como había vuelto, casualmente exigiéndole que le diga si Juan Carlos estaba en el estudio -no estaba- y recolectando cualquier otra información que pudo sobre la situación -nada- entonces se pusieron a fumar desmesuradamente, a ver demasiada tele con los ojos en blanco mientras su mente vagaba y su corazón latía con furia y se metió cualquier alimento que Ruslana había acumulado alrededor de ellas en la boca.

Todo el tiempo resueltamente no pensando en una cierta luz en cierta ventana mientras cierta sombra parpadeaba en las paredes.

Por lo tanto, hoy día, a través del cansancio que se arrastra sin piedad sobre sus párpados y hunde sus piernas en el suelo, se encontró a sí misma llegando tarde a cada una de sus clases. Y no ha sido capaz de conservar ni una onza de información de dichas cátedras, su pluma siempre destapada pero nunca conectada con la página del cuaderno en blanco delante de ella, porque su mente seguía revoloteando entre dos lugares:

1. Su cama con sus sábanas de lujo y sus solitarias almohadas.

Y

2. Cierta ventana.

Y es un gran puto desastre. Lo cual sólo empeora cuando se topa con Paula, la única persona en su clase de "Estudio de la Prosa en Dramaturgos de la Era Victoriana" que no la hace querer verter ácido sulfúrico en los aspersores e incendiar el mundo, mientras se dirige a ese mismo curso.

"Chiara," la saluda con una sonrisa, vestida con lo que parece ser una túnica de Hogwarts. O alguna mierda.

Chiara intenta no juzgar su elección en el traje (a ella le gusta Harry Potter, así que ¿quién es ella para juzgar?), pero sus instintos toman el volante y se encuentra a sí misma deslizando sus ojos con pura desaprobación sobre su conjunto.

"Paula," asiente con la cabeza alegremente, pero sus ojos todavía están atrapados en sus mangas que son tan grandes como campanas de iglesia.

Por suerte ella no se da cuenta, en su lugar sonríe y pregunta de manera curiosa, "¿Dónde está tu toga?" Mientras inclina la cabeza en confusión.

Cosa que confunde a Chiara. ¿Toga?

"¿De qué demonios estás hablando?" Pregunta con diversión, acomodándose su mochila en su hombro mientras camina junto a ella.

"Tu uniforme académico. Tenemos un examen hoy y ya conoces las reglas -tiene que llevar su toga si va a tomar exámenes, de lo contrario se le pedirá que se retire. ¿Recuerdas?"

Y Chiara se caga en los pantalones.

Porque, no, ella no sabía que tenían un examen hoy, y mucho menos que tenían que vestirse con bolsas de basura para hacerlo. Bueno, quizás tenía un vago recuerdo de dichos reglamentos, pero llevar estas cosas a la práctica era otro mundo completamente distinto.

Sin ninguna explicación ni razón, Chiara despega en plena carrera en dirección opuesta, echando hacia atrás un frenético "¡Lo siento!" Mientras vuela a través de los pasillos de piedra, dejando una Paula muy perpleja a su paso.

Y así Chiara llega a su primer examen -de la única clase que amenazaba con hundirla hasta el fondo del océano académico- tarde, su toga apenas acomodada (Ruslana intentó ayudarla en la loca carrera, pero estaba en el proceso de comer pizza, sus manos manchadas con salsa y apestando a cerveza, así que Chiara pasó más tiempo haciéndola callar que cualquier cosa) con un miedo de muerte haciendo sonar su caja torácica.

Young and Beautiful | KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora