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"11th Dimension" by Julian Casablancas.

Lo que Chiara había entendido de la carta (a la que apenas le echó un rápido vistazo), con respecto a su alojamiento, fue que su compañera de piso iba a llegar el mismo día que ella.

¿Un panorama interesante? No. ¿Quiere que la hija de puta llegue de una vez para odiarla oficialmente? Si.

Así que Chiara espera.

Espera el tiempo suficiente, golpeando impacientemente sus pies contra el piso pulido, para que su estómago empiece a gruñir, sus ojos se cierren solos y sus dedos tiren con ansias de la tela de sus jeans. Debido a que Chiara es jodidamente impaciente y odia a las personas ricas -¿dónde diablos está esta bastarda?-

Completamente inquieta, decide pasar el tiempo desempacando, algo que rara vez hace. Por lo general, cuando regresa de vacaciones o cosas así, deja sus maletas en su habitación, llenas con su ropa arrugada y calcetines sucios, permaneciendo intactas durante semanas, a veces meses. No es hasta que Chiara se despierta una mañana y se pregunta '¿Dónde fue a parar esa camisa...?' y las maletas están camufladas bajo pilas desordenadas de pantalones de chándal, que empieza a desempacar todo debidamente.

Es un problema de Chiara, siempre postergando las cosas, siempre olvidando. Pero se pone a desempacar ahora. Hace un trabajo malditamente maravilloso, colgando las camisetas en perchas y doblando sus pantalones pulcramente en los pequeños estantes, y una vez que su habitación está lo suficientemente presentable (salvo por el hecho de que está demasiado vacía para el gusto de Chiara; pero es, después de todo, sólo su primer día aquí, así que da un paseo por las otras habitaciones de la suite. Se queda muy lejos de la cocina, ya que es un lugar que nunca ha comprendido totalmente.

Realmente no hay mucho qué hacer con el lugar.

La falta de pertenencias personales de Chiara, combinado con la gran abundancia de basura ornamental estorbando las habitaciones, deja poco espacio a la creatividad y casi ningún margen de maniobra. Aún así, se las arregla para guardar cuidadosamente todas las pinturas inquietantes de lo que parece ser bestialidad (le importaba un carajo si existe un mito griego sobre un Zeus Mimetista*, un pájaro teniendo sexo con una chica sigue siendo un pájaro teniendo sexo con una chica) y pronto, la atmósfera sofocante comienza a tomar una sensación un poco más hogareña.

Tal vez hay esperanza todavía.

***

Ya han pasado tres horas seguidas (y cuatro llamadas perdidas de su madre a las que Chiara se niega a atender, gracias) desde su llegada y cada caja de cartón ha sido desempaquetada y, sin complicaciones, arrojadas fuera.

Así es como se siente el éxito.

Y la soledad también.

Porque a pesar de que ya ha decidido que su próximamente compañera de piso va a ser su mayor pesadilla, Chiara no puede dejar de notar que no ha llegado. Y está a punto de anochecer. Lo que significa que probablemente no llegue. Lo que significa... que va a pasar la noche sola. Aburrida. Sin amigos o distracciones.

¿Y cómo demonios se supone que debe lidiar con eso cuando tiene ganas de ser entretenida?

No comprueba la hora porque eso sería insinuar que le importa, y decide resueltamente que dejará el piso. Saldrá, explorará, tendrá una cena en un pintoresco café para poder enviar a Martina bohemias fotos de sí misma tomando café con la puesta de sol de fondo, con el fin de darle celos por no haber venido con ella. Porque, maldita sea, mejor que alguien esté celosa de ella cuando se siente tan miserable.

Agarrando las llaves y una bufanda, Chiara sale, y evitando a los creciente grupos de idiotas ricos sentados en los jardines, llega a las puertas del campus y se cuela por la calle empedrada. Todo el tiempo sin preguntarse por el paradero de su compañera de piso.

Young and Beautiful | KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora