Negro [Wade x Peter AU]

8. La culpa

𝓟—¡Vino Tony! — cubrió su mejilla —Vino el maestro Tony para ayudarme a regresar a la escuela y— volvió a sufrir otro golpe en el rostro.

𝓦—No vas a volver a verme la cara de estúpido—

𝓟—¿Qué te pasa!?! ¡Deja de golpearme!— intentó quitarse de su agarre —¡No me toques! ¡No quiero que me vuelvas a poner una mano encima!—

𝓦—Eres un mentiroso y oportunista, pero no vas a salirte con la tuya, maldita escoria— tomó sus hombros para girarlo y poner su rostro contra la mesa.

𝓟—¡¿Qué mierda haces?! ¡Déjame!— sus manos las sujetaba por detrás de su espalda y trataba de escapar, su rostro contra la mesa raspaba.

𝓦—Vamos a cumplir tu sueño...— su mano la pasó a su pantalón donde fingiría quitárselo.

𝓟—¡No! ¡Wade! ¡Déjame ir!— se movían tan bruscamente que le costó trabajo mantenerlo en esa posición. Peter logró escapar de su agarre y tenía algunas lágrimas y mucho miedo acumulado.

Ambos con la respiración agitada y con adrenalina, mantuvieron una distancia por poco tiempo y Peter sintió ardor y humedad en su rostro pues tuvo que usar incluso su cabeza para huir.

𝓦—¿Qué sigues haciendo en este lugar? ¿Realmente creías que yo iba a abusar de ti? — hizo una expresión de desagrado —No entiendo qué haces si sé perfectamente que no estás esperando ningún hijo mío, ni siquiera de ese tal Tony—

𝓟—Wade—

𝓦—Cocinas muy bien a pesar de que me dejaste morir de hambre, eres un hombre ordenado y nunca arreglas ni tu cama, fumas cada vez que puedes robar mis cigarrillos y sé que te estás acostando con Tony y en mi propia casa— calmado, pasó su mano por su rostro.

𝓟—No, Wade...yo no te estoy engañando...él y yo tratamos de engañar al profesor Steven para que me permita estudiar el próximo semestre—

Miró un rato los ojos de Peter y su intuición lo hizo tomarlo de la muñeca y arrastrarlo hacia la salida.

𝓟—¿Qué?—

𝓦—No regreses aquí— abría la puerta y la luz de las calles alumbraba la lluvia. Ya había oscurecido.

𝓟—¡¿Qué?! ¿En dónde se supone-..?! ¡Ouh!— lo arrojó afuera y Peter tropezó cayendo al piso y empapándose cada vez más — ¿Wade?—

𝓦—No quiero volver a verte en mi vida— unos ojos fríos lo miraban desde arriba

—¿A dónde iré?— le costaba trabajo mirarlo y el miedo no lo hizo levantarse.

𝓦— No es mi problema...si regresas, yo mismo voy a matarte con mis propias manos— le dió la espalda y cerró la puerta.

[...]

Una fría noche mantenía a Tony en su sofá, tenía una manta y una leche caliente, veía la televisión y su programa favorito. La lluvia lo hacía enfriarse y a pesar de querer tomar un café cargado, las indicaciones del doctor lo obligaron a cuidarse más.