El destino de dos mujeres está inevitablemente entrelazado; pero lo que las unirá será una desgracia.
Roseanne Park tiene una enfermedad cardíaca y necesita un trasplante con urgencia. Su vida cambiará radicalmente tras su operación, especialmente...
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Jisoo pov
"Todavía no terminamos..."
Tomé su muñeca, y la empujé suavemente hacia mi escritorio, teniendo mucho cuidado de no lastimarla. Me coloqué entre sus piernas, acariciándolas suavemente.
Bajé con los labios por su mandíbula, y finalmente por su cuello, enfocándome más detenidamente en este último. Rosé jadeaba por mis besos, mientras empujaba su cabeza hacia atrás, dejándome más espacio.
"Jisoo, no dejes marcas..."
"Eso es justamente lo que quiero..."
"Te mato si me dejes marcas..."
"Ya me mataste, de placer y con tu lengua"
Bajé un poco más, y me detuve antes de seguir. Sabía perfectamente que ella no se sentía cómoda sin su camiseta, pero yo quería ayudarla a tomar un poco más de confianza.
Ella ya me había confesado que no le gustaba su pecho, y por esa misma razón no quería sacarse la camiseta. Sin embargo, yo me moría por tocarla, y quería que ella aprendiera a gustar de su cuerpo, así que la miré fijamente a los ojos, buscando consentimiento.
"Jisoo, yo no..."
Podía leer todavía incertidumbre en sus ojos, así que entendí perfectamente que ella todavía no se sentía lista, y yo no quería obligarla. Era su cuerpo, ella decidía si desnudarse o no.
Sin embargo, por algún lado teníamos que empezar, así que me vino algo a la mente.
"Está bien, lo entiendo. No sacaré tu camisa, pero me gustaría demostrarte lo mucho que me encantas, a pesar de tus inseguridades. ¿Puedo levantarte un poco la camiseta?"
Ella parecía pensativa, como si estuviese reflexionando sobre mi pregunta. Quería trasmitirle seguridad, así que empecé a acariciar un poco de piel debajo de su camiseta con mi pulgar, sin presionarla.
"¿Hasta dónde quieres subirla?"
"Siempre y cuando te sientas cómoda. Tan pronto como me digas que pare, lo haré"
Rosé llevó sus brazos en mis espaldas, asintiendo con su cabeza. Yo besé sus labios felizmente, ya que había confiado en mi.
Tomé los extremos de su camiseta, y a poco a poco empecé a levantarla, sin dejar de mirar sus ojos. Subí su camisa hasta su estomago, y me detuve para preguntarle si se sentía cómoda.
"¿Está bien lo qué estoy haciendo?"
"Todo bien, amor... puedes subir un poco más"
Yo subí otra vez su camiseta, hasta que ella me detuvo con su mano. No podía ver completamente su cuerpo, pero ella me había permitido levantar su camisa hasta llegar a su pecho. Sin embargo, estaba bastante satisfecha, ya que podía ver una parte del sujetador negro que cubría uno de sus pechos, ya que el otro estaba tapado por su camiseta.
