Coraline entró a las oficinas de Quantico y, nada más entrar, Rossi se acercó a ella. Spencer había salido antes de casa para hacer unas pequeñas compras y decidió venir directamente.
Rossi la acompañó hasta su mesa mientras le contaba que había conseguido perfeccionar su ya impresionante salsa carbonara cuando alguien se puso a su lado.
-Hola, Mags.- Coraline dejó caer sus cosas y miró al hombre al lado de Rossi.
-¿Qué haces aquí?- dijo temblando. Rossi lo notó y la tapó completamente de la vista del hombre.
-¿Puedo ayudarle?
-Solo quiero hablar con mi esposa.- lo dijo de tal manera que todos se enteraron, por lo que se fueron acercando poco a poco, incluido Spencer.
-No puedes estar aquí.- murmuró Coraline.- El juez aceptó el divorcio y, además, tienes una orden de alejamiento, no puedes estar a menos de treinta metros de mí.- Se echó todo lo atrás que pudo, pero chocó con su escritorio.
-Bien, creo que es momento de que se vaya.- dijo Spencer, caminando hacia ellos.- Si no lo hace, tengo el poder para detenerle por violar una orden de alejamiento.
-¿Tú eres del FBI?- se rió el hombre.- Pareces un fideo con pelo.
-No es la primera vez que me lo dicen.
-Creo que ya es hora de que te vayas, te lo digo en serio.- dijo Coraline, saliendo de detrás de Rossi.- Por favor, Tucker.- Spencer se quedó mirando al hombre.- Por favor.- dijo poniendo sus manos en su pecho, pero vio una pistola por dentro de su cinturón.- ¡Arma!- gritó y todos sacaron sus pistolas apuntando al exmarido, quien a su vez sacó la suya y apuntó al pecho de Cora.
No pudo evitar que las lágrimas empezaran a salir de sus ojos y sollozos de su garganta, pero tenía que hacer lo correcto, así que sacó también su pistola y le apuntó, mientras empezaba a recitar sus derechos. Pero él decidió cometer el error de su vida al apretar el gatillo, lo que llevó a Spencer a disparar, dándole en el brazo y en la pierna.
-Tienes derecho a permanecer en silencio, todo lo que digas podrá ser usado contra usted en un juzgado, tiene derecho a un abogado, si no puede permitirse uno, el estado le otorgará uno de oficio.- dijo Morgan, mientras lo esposaban.
-¡Ella me pertenece, eres mía!- Morgan le tapó la boca.
-Cállate ya, idiota.
Se llevaron a Chris y Coraline se sentó en su escritorio, bajo la mirada de todo el mundo. Apoyó sus codos en la mesa, se tapó la cara con las manos y empezó a llorar. JJ y Emily se agacharon a su lado y le preguntaron si estaba bien.
-Es que estoy tan cansada de él.- contestó.
-Coraline, vete a casa, descansa, hoy has terminado aquí.- Miró a Hotchner.
-¿Qué? No, por favor, déjame trabajar hoy, lo necesito.- su jefe negó.
-No, vete a casa.- Spencer apareció delante de ella.
-Vámonos, tengo días libres acumulados, me quedo contigo.
-De verdad, puedo trabajar.- todos negaron. Spencer la agarró del brazo y la levantó de su escritorio.
-Tienes que irte a casa, y yo me voy contigo.- resopló ante la insistencia de Reid y tomó sus cosas.
Se subieron a su coche y él condujo todo el camino de vuelta hasta su casa. En cuanto llegaron, la de ojos verdes se metió directamente a la ducha, y cuando terminó, se cambió, salió y vio a Spencer leyendo un libro.
-¿Qué lees?- se sentó a su lado, y al leer el primer párrafo adivinó de quién era.- ¿Estás leyendo Nietzsche?
-Así habló Zaratustra. Mi libro favorito. Me encanta desde que tengo doce años.
-Mi libro favorito cuando yo tenía doce años era El Pez Arcoíris, tienes gustos extraños.- él la miró durante un segundo y rió levemente.
-¿Vamos a hablar de lo que ha pasado?- Coraline dejó de sonreír y se levantó del sofá.
-No me apetece.
-Vamos, quiero ayudarte, como tú me ayudas a mí.
-Te prefería más cuando me odiabas. Pero ambos somos perfiladores del FBI, supongo que, aunque me niegue, terminarás adivinando lo que pasó.
-Venga, siéntate conmigo.- dijo, señalando un sillón enfrente suyo.
-Te conté lo de Benji.
-Cierto.
-Bueno. Hoy Chris salió con la condicional.
-Ah...
-Pero una parte de esa historia que no te conté. Antes de... eso, Tucker y yo ya estábamos teniendo problemas en el matrimonio, pensábamos que un bebé podría arreglarlo todo, pero claramente no. Y cuando se tiró del puente, le hicieron un examen psicológico, resultó que aparte de depresión tenía trastorno límite de la personalidad.
-Oh, los siento.
-Ni que tuvieras la culpa, Spence.- la chica intentó forzar la sonrisa.
-Te dije que había entrado a mi casa, ¿no?
-Sí.
-Pues empecé a mudarme, el estado me proporcionaba casas francas para que no me encontrase, pero de alguna manera siempre lo hacía.
-Por eso cambiabas tanto de trabajo...
-Cuando llegué aquí, juré no encariñarme con nadie, total, os abandonaría en dieciocho meses, pero entonces os conocí a vosotros a JJ, a Emily, a ti, os encontré y pensé, tal vez, por fin podría tener algo fijo, algo bonito. Pero llegó de nuevo él.
-¿Llegó, en pasado?
-Me empezó a enviar cartas desde la cárcel diciéndome que nunca podría esconderme de él, que siempre iba a encontrarme. El primer amor, supongo, para lo bueno o para lo malo, nunca se olvida.
-¿Por qué no nos lo contaste?- ella se encogió de hombros.
-Aún no lo sé.- ambos se quedaron mirando a la cara.
-Ven aquí.- él extendió sus brazos para que ella se metiera entre ellos y le diera un abrazo.- Todo va a ir bien, ha roto una orden de alejamiento, podemos volver a meterlo entre rejas, si es lo que quieres..
-Gracias, Spencer.
-De nada, Coraline.
En otro lado de Virginia, Chris Tucker es expulsado de un bar por comportamiento indebido con una camarera. Dando tumbos, no se percató del coche que le seguía desde hacía un par de horas. El Audi negro se paró justo al lado de Tucker y bajó la ventanilla.
-¿Qué quieres?- Chris preguntó, arrastrando las palabras debido a la borrachera.
-Venganza. Contra Coraline Santos.- Tucker sonrió maliciosamente.
-Entonces buscamos lo mismo.- la puerta del Audi se abrió y Tucker se tiró dentro. Ambos hombres se dieron la mano y empezaron a hablar de como arruinarle la vida a Coraline Margaret Santos.
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Tick, tick... BOOM [SPENCER REID X FEM OC] EN EDICIÓN
FanfictionCuando Coraline entró en la BAU, sabía que su trabajo no sería fácil. Pero, junto a sus compañeros del FBI, consigue que todo se haga menos difícil. Allí, conoce a Spencer Reid, un genio incomprendido. Ambos entablan una amistad un tanto turbulent...