12.

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Spencer se preguntaba cómo había llegado a esa situación

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Spencer se preguntaba cómo había llegado a esa situación. Lo último que recordaba era cuando el camión los embistió por el lado donde estaba Coraline. Oh, Dios, ¿ella estaría bien? Por favor, necesitaba que se encontrara bien, al menos que siguiera respirando. Intentó moverse, pero fue como si una fuerza se apoderara de su cuerpo e impidiese cualquier movimiento.

-¡Coraline!- empezó a gritar, aunque estaba muy cansado y tenía los ojos cerrados.- ¡Cora!- sintió que alguien le agarraba las manos y le decía que se calmara.

- Spence, soy JJ, necesitas relajarte!- Al fin, abrió los ojos y vio a la rubia embarazada delante de él.- Tranquilízate.- Se agarró la tripa.

-¿Dónde está ella?- murmuró.- ¿Qué ha pasado?

-Un camionero sufrió un ataque epiléptico y se estrelló con ustedes, tú saliste más o menos bien...

-Pero...

-Cora está muy grave. Tiene varios huesos rotos, una contusión cerebral y está en coma. Los médicos no saben cuándo despertará, ni siquiera si lo hará...

-Tengo que ir a verla. - JJ asintió.

-Venga, te llevo.

Se incorporó a duras penas y se sentó en la silla de ruedas que JJ le había preparado. Ella lo llevó por dos habitaciones antes de llegar a la de Cora, y cuando entró, vio a Coraline tendida en la cama con muchos tubos atravesando su cuerpo. Tenía el pelo recogido en dos trenzas de raíz.

-¿Por qué le habéis recogido el pelo?- dijo acercándose.- No le gusta eso.- Intentó deshacer las trenzas, pero unas manos lo detuvieron.

-Relájate, Spencer, no pasa nada.- dijo un hombre, cuatro o cinco años mayor que él.- Soy James, el hermano mayor de Cora.

-Y el mayor idiota del mundo, por cierto. ¿Dónde aprendiste a hacer trenzas de raíz?- una mujer apareció en la puerta con un café.

-Se las hago a Camille.- contestó James.- Está obsesionada con las trenzas.

-Reid, esta es Isabella, la hermana de Cora. Han venido para cuidarla.

-Hola, Spencer, Cora nos ha hablado mucho de ti.- No pudo evitar sonrojarse un poco.- Todo cosas buenas, desde luego.

-Ah, vale.- se relajó tras haber identificado a las personas.

Todos se fueron a sus respectivas casas, a petición de los médicos, pero le permitieron quedarse, ya que él también debía estar en el hospital hasta que se recuperara, pero no quería irse a su habitación, quería quedarse con Coraline.

Los hermanos de Cora se quedaron un poco más, ya que como familiares podían hacerlo. Pero poco después de que se fuese el equipo médico, James se marchó para cuidar de su hija, y Bella para volver a su casa y resolver un caso que tenía.

Spencer se quedó solo en la habitación junto a Cora y observó su rostro tranquilo mientras permanecía inmóvil en la cama. A pesar de estar inconsciente, su presencia le reconfortaba de alguna manera.

No pudo evitar sentirse culpable; ese día habían salido tarde porque él se había quedado dormido, y Cora decidió coger el coche. Oh Dios, recordaba el impacto, el grito de Cora y la manera en que, mientras el coche estaba dado la vuelta, él intentaba desabrocharle el cinturón para que al menos estuviese tumbada en el suelo.

Las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos. Por su culpa, Cora estaba en esa cama de hospital, por su culpa, sus hermanos estaban preocupados, por su culpa, posiblemente Cora no pudiese salir de esa con vida.

Se acercó a su lado y tomó su mano con suavidad, sintiendo el calor de su piel bajo sus dedos. Se sentó a su lado y le susurró palabras de aliento, prometiéndole que estaría allí para ella cuando despertara, que la cuidaría y protegería siempre.

Cerró los ojos un instante, deseando con todas sus fuerzas que Cora se recuperara pronto, que volviera a sonreír, que volviera a meterse con él, que volviera a hablar en español con sus hermanos, que volviera a mirarlo.

Agarró el tarrito con medicinas que le dieron los médicos. No quería volver a ese punto. No podía hacerlo. Tobías Hankel ya lo había hecho adicto al dilauid, y lo había dejado, no podía volver a hacerlo.

Apretó el tarro y lo lanzó con todas sus fuerzas contra la pared. Escuchó como las pastillas se esparcían por toda la habitación y se llevó las manos a la cara, sintiéndose impotente ante la situación.

 Escuchó como las pastillas se esparcían por toda la habitación y se llevó las manos a la cara, sintiéndose impotente ante la situación

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Cuando Spencer se despertó, se dio cuenta de que nada de eso había sido una pesadilla. Él estaba en el hospital, como Cora. Ella estaba aún inconsciente. Spencer se incorporó y vio que la sala solo estaba iluminada por las máquinas a las que estaba conectada Coraline.

Se volvió a recostar y se frotó los ojos. Se levantó, fue a su habitación del hospital y vio que los médicos le habían dejado un nuevo tarrito de medicamentos. Agarró el tarrito y pensó durante un rato tomarse una pastilla. Solo una. No le pasaría nada, ¿cierto?

Se encontraba solo en la habitación, la luz tenue iluminaba el frasco de dilaudid que reposaba sobre la mesa, si tomaba una sola pastilla, nadie se daría cuenta. La lucha interna era intensa; los recuerdos de su secuestro por Tobias Hankel emergían, llenos de angustia y dolor. La adicción lo había atrapado una vez, y la tentación era insidiosa, susurrándole promesas de alivio y olvido.

Sin embargo, su mente se centraba en Cora, quien ahora mismo estaba luchando por su propia vida. No le parecía justo, mientras ella estaba inconsciente, él tenía la oportunidad de dejar de sufrir, pero no quería. No lo haría, por Cora.

Con un suspiro profundo, Reid extendió la mano, pero en lugar de abrir el frasco, lo cerró con firmeza. La decisión estaba clara. Por Cora y por su propia redención, eligió el camino del dolor y la lucha, aferrándose a la esperanza.

Tick, tick... BOOM [SPENCER REID X FEM OC] EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora