La agente Coraline Santos, una psicóloga criminal con un pasado turbio y una determinación feroz, se une a la BAU del FBI en busca de justicia. Especialista en perfiles de criminales con trasfondos psicológicos complejos, Coraline se enfrenta al des...
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En el cementerio, Coraline posaba levemente unas amapolas en una diminuta tumba, de la que colgaban juguetes de bebé y algún peluche. Lo único que se oía era el sollozo de la chica que veía la inscripción
"William Levy Goodman, agosto 2005- septiembre 2007"
Ese caso la marcaría de por vida. Una mujer que se decidía matar bebés, pensando que era lo mejor que podía hacer nunca saldría de la cabeza de Cora. William era el bebé que Cora no había podido salvar. Ya eran dos. Benji y William.
-Hola...- la voz de Spencer asustó a Cora.- Lo siento, no pretendía asustarte.
-No te preocupes. No pasa nada.
-¿Estás bien?
-No...
-Lo sé, lo entiendo.- las lágrimas volvieron a brotar de los ojos de Coraline.- ¿Te apetece ir a tomarte un café?
-Sí, gracias.
Ambos jóvenes se subieron al coche del chico y condujeron hasta la cafetería más cercana, allí se sentaron y empezaron a charlar. Spencer notaba que Cora no tocaba su comida, pero decidió ignorarlo, pero no pudo cuando la chica se levantó y se desmayó.
-¡Cora!- el castaño se puso a la altura de la chica, sujetándole la cabeza.- ¡Llamad a emergencias!
-Spence...
-Lo sé, estoy aquí, te has desmayado.
-Lo siento...
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Cuando la latina despertó, vio a Rossi y Spencer en la sala del hospital, se asustó y se incorporó, pero la tranquilizaron diciéndole que se había desmayado, por lo que volvió a tumbarse y se llevó ambas manos a la cara.
-Picco, ¿va todo bien?
-Sí, es que creo que no he comido lo suficiente hoy.
-¿Estás segura?
-Si, nonno, no te preocupes, vete a casa y termínate el vino.