Capítulo 10: Invitados especiales

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—¿Podés darme un contexto rápido? —consultó Hoffman mientras veía a la gran criatura nerviosa y violenta, aproximándose de forma errante hacia ellos.

—Es Howard, el señor de este territorio. A ese sí que le tengo miedo... 

Una de las manos colosales tomó al maniquí estropeado y lo levantó en alto, azotándolo con fuerza en el suelo hasta triturar gran parte de su cuerpo. Una vez las piedras se levantaron con el impacto y el lugar se llenó de un falso granizo, agarró lo que quedó del artificio humanoide y lo destrozó con rabia, arrancando sus partes con cada extremidad restante a lo largo de su cuerpo deforme.

—Tranquilo, chiquitín. Ya vas a tener tu lugar... ¿Qué tal estás, Hoffman? ¿Cómo va el turismo? —consultó una voz, como si pudiera verlo desde algún lugar.

—¿Puede escucharnos? —consultó el hombre antes de lanzarle algún improperio, pero Lauti levantó los hombros con desconocimiento.

—Tranquilo, que soy todo oídos. Bienvenido a la ciudad de los malditos, mis escuchas y televidentes están ansiosos por ver cómo te desempeñas en mi territorio, porque mi parque de juegos fue diseñado solo para vos. ¿Qué te parece si empezamos con los primeros retos, eh? 

Su voz desagradable lo hacía parecer todo un bufón. El tipo poseía un poder inimaginable que era tangible en el aire. 

—¿Qué mierda querés? No tengo tiempo para vos. 

—¿Estás sordo, Hoffman? ¡JUGAR! Quiero dar el mejor espectáculo en toda la ciudad, ya que de mi depende la diversión en este lugar tan desolado y lúgubre... La gente ama mis historias, disfruta muchísimo de todo lo que les hago pasar a los nuevos visitantes... Y ahora que tengo a uno de los más destacados y sonados, no puedo desaprovechar la oportunidad.

Cornelio apretó los dientes y fijó su vista en la criatura que poco a poco se iba acercando a ellos. Retrocedió unos pasos y miró cómo los dedos de la abominación toqueteaban su auto, buscando algo para aplastar. 

No pensó en qué le podría pasar a su vehículo, desestimó la idea de recuperarlo desde que llegó a esa ciudad. Intentó desprenderse de todo lo material, conociendo que su propia vida estaba al borde del abismo.

—Decime donde estás y jugamos en persona. Te voy a buscar, si querés —desafió Cornelio y un montón de aplausos y risas enlatadas se escucharon desde los distintos megáfonos en los palos de madera.

—¡Exquisito! Me encanta cómo te comportas de forma tan altanera. Sos una versión mejorada del hombre que pensé conocer. Es como si te hubiera conocido desde hace mucho tiempo, como si nuestra plática ya hubiera ocurrido antes... Al fin y al cabo, todo es posible. ¡El universo es numeroso y asombroso en partes iguales! 

—Señor Hoffman, se nos acaba el tiempo —señaló el chico, mostrando como la bestia parecía arrastrar el auto como si fuera su juguete. 

—Vamos entonces. Dejémoslo que hable solo —indicó el psiquiatra y el niño abrió el mapa para mostrar una segunda ruta de escape. 

—Hoffman... ¿Te vas tan rápido? Apenas empezó el juego... Bueno, como soy bueno, voy a pasar un mensaje de tu hermano. Él te envió algo y quiere que lo escuches con atención.

Al escuchar este pedido, Cornelio miró el parlante con atención y frenó a Lautaro. 

—Dale, pasalo. 

A los pocos segundos se escuchó una interrupción en la señal y la voz de Víctor se hizo presente. Era tal y como él la recordaba. Sentía que estaba frente a él, a pesar de que no podía verlo.

Querido hermano. Agradezco que estés en este lugar y que me hayas enviado ese mensaje. Mi querido compañero me contó todo, y le estoy sumamente agradecido por haberme permitido semejante elogio. Sé cuánto te preocupan mis acciones y lamento que no seas capaz de confiar en mi juicio. Pero te prometo, que en el momento en que nos volvamos a ver, vos y yo vamos a saldar nuestras deudas. Deberías de estar feliz. La sorpresa que te preparé es de proporciones bíblicas. Te espero en las tierras más allá del paraíso. Si no venís en cuarenta y ocho horas, voy a buscarte por mi cuenta. Que te sea leve, querido Cornelio. 

Salmató: La ciudad de los malditosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora