Y por fin tras estar ahorrando por un par de años gracias a los trabajos de medio tiempo cercanos a casa... ¡Ya podía matricularme en la autoescuela!
La felicidad se desbordaba por mi cuerpo, hacía tanto tiempo que quería meter cabeza en el tema de conducir, que al final lo haría.
Desde que era pequeño, mis padres siempre me mencionaron la importancia que tenía el carnet de conducir y tener un coche propio, ya que te daba independencia para ir a cualquier sitio sin la necesidad del transporte público por el tiempo que tardaba este, y vaya que era verdad.
Todos los años de mi adolescencia, a causa de que papá y mamá trabajaban a una distancia bastante imprudente de casa, no tenía más remedio que caminar y estar en el autobús o tren para llegar a la escuela. Si así tardaba sus veinte minutos largos, seguro que en coche sería cinco o inclusive diez.
Pero bueno, ese tema ya le podía dejar aparte, porque mi plan era sacarme el carnet antes del próximo año, el cual el actual acababa en ocho meses. Tenía la confianza en que lo conseguiría.
Me encontraba caminando en dirección a la autoescuela con todas las cosas necesarias en una totte bag, ya que hoy haría el primer paso de todos; la matriculación.
Ya me había estado informando sobre los diferentes precios en distintos sitios, y el más razonable en cuestión de dinero y cantidad de cosas que incluía, era al que iba.
— Buenos días.
Entré al lugar saludando al secretario, un chico de cabello rubio medio largo, el cual ya conocía de la anterior vez que vine para saber de información.
— Oh, buenos días. ¿Te decidiste en venir aquí a apuntarte?
Él dejó de lado unos papales, y yo asentí con una sonrisa acercándome al escritorio para sentarme en frente en una de las sillas que había.
— Así es, vengo para la matrícula. Aquí traigo todos los documentos.
De la bolsa saqué las hojas, entregándolas al chico que no parecía muy lejano de mi edad para que diera el visto bueno.
— Perfecto. ¿Vas a pagar en efectivo o tarjeta?
— Tarjeta, por favor.
Mientras sacaba de mi monedero el objeto dicho, él mientras tecleaba en el datáfono la cifra de dinero que yo pagaría. Una vez puse el chip encima del lector, no tardó en aceptarlo no sin antes haber puesto el código pin.
Quien me atendía se levantó un segundo, regresando con un libro en mano que sería con el que aprendería. Me lo dió y yo lo agarré mirándolo por encima.
Ya podía decir con orgullo, que me estaba preparando para ser un conductor novel.
— Pues ya estaría, muchas gracias por elegirnos. Si tienes alguna duda en las clases no te cortes, que GunWook, el chico que te va a enseñar, es muy bueno y amable con todos. Aquí queremos que te sientas agusto y aprendas sin problemas. Por cierto, ya que nos veremos más seguido, mi nombre es Shen Ricky.
— Un gusto entonces, el mío es Kim TaeRae.
Como Ricky me estaba sonriendo, le devolví el gesto amablemente mientras me levantaba y hacía una reverencia.
— Nos vemos mañana, gracias por todo.
— Claro, hasta mañana.
Me despedí de él, luego mis pisadas se oyeron por el lugar hasta que estuve fuera del no tan pequeño local, donde solté un suspiro de alivio y felicidad sujetando el libro con las dos manos.
Ahora me quería comer el mundo entero a causa del buen humor del que me encontraba, así que, tomé mi móvil y llamé a mi mejor amigo a la vez que caminaba al centro de la ciudad.
— ¡Gyu! Te invito a comer hoy, tenemos que ponernos al día, hace que no nos vemos una semana.