Le mencioné a TaeRae que me mandara un mensaje cuando estuviera en su casa, pero no recibía nada y ya eran pasadas las once de la noche, pareciéndome raro porque él era de no tardar mucho en escribirme.
Soltando un suspiro de preocupación, en el teclado del móvil marqué su número y después le di a llamar junto a la parte del altavoz para no colocarlo sobre la oreja.
Señal había suficiente, pero los pitidos no pararon de oírse hasta su límite para contestar, obteniendo la voz robótica del contestador por si le quería dejar un mensaje. Así tres veces más.
Esto era demasiado extraño, no sabía si pudiera ser por algo grave familiar o otra cosa.
Con el cuerpo inquieto, me acosté en la cama, intentando conciliar el sueño para descansar y estar mañana de buen humor.
Mi vista recorrió los estantes, poniéndose fija en el lugar donde se encontraba antes la figura regalada por HanBin.
Nada más saber lo que sus objetos regalados contenían en secreto gracias a ZhangHao, no dudé en deshacerme de ellos al poner un pie en la casa.
El hecho de que me estuvieran vigilando en mi propio hogar, me revolvía el estómago de la incomodidad producida.
Le debía una recompensa a Hao por salvarme la vida.
Dormirme me costó lo suyo, pero lo hice despejando la mente unos cuantos minutos.
En la mañana siguiente, sentía que no había descansado lo suficiente, aún así me levanté e hice varias cosas.
Y TaeRae todavía nada, ninguna notificación al despertar era de él avisando que estaba bien por lo menos.
Mi impaciencia ya me ganó, entonces me preparé y salí para dirigirme a su casa con prisa.
Cuando ya estuve, pulsé el timbre durante varios segundos, pero nadie iba a abrir, ni si quiera escuchaba de dentro a alguien.
Mierda.
En casos de emergencia, TaeRae me dijo que a tres puertas de la suya vivía Matthew, un chico que también iba a la autoescuela pero que llevaba tiempo sin ir a causa de un resfriado fuerte.
Fui directo a esa otra zona, pulsando de nuevas el timbre de esa casa, donde ahí ya si que me abrieron.
— ¿Profesor? ¿Qué hace aquí?
— Lo siento por mi repentina visita, ¿pero sabes algo de TaeRae? Llevo intentando localizarle desde anoche pero no me contesta.
— ¿De TaeRae? La verdad que no sé nada de él yo tampoco.
— Vale, muchas gracias, y lo siento por interrumpir. Espero verte pronto en las clases.
Me despedí de Matthew, para después darme la vuelta y regresar por donde vine, teniendo la cabeza más revuelta que otra cosa.
¿Dónde se encontraba TaeRae?
Le buscaría por todos los lugares posibles, incluso en los más recónditos, porque sentía que le había ocurrido algo y yo lo averiguaría.
[•°🐥🐻°•]
Mi ansiedad iba en incremento, ya ni sabía por dónde más buscarle.
Tenía una idea de a quién llamar, pero era mi último recurso para saber de su ubicación, ya que no quería entablar conversación con esa persona.
Desordené mi cabello frustrado, chasqueando la lengua mirando la hora, quedando poco para mi horario laboral.
No teniendo más remedio, me fui preparando para salir a la autoescuela, donde di la clase estando desanimado al no ver a TaeRae ahí.
— No tienes buen aspecto, ¿qué ha sucedido?
— Ricky, TaeRae a desaparecido... No le puedo contactar desde anoche, y me destroza pensar que le haya ocurrido algo malo. Durante la mañana le he estando buscando, y nada.
Le expliqué triste, conteniendo algunas lágrimas que querían escapar de la prepotencia por no encontrarle.
— Hey, tranquilo. Sé que duele, pero por él tienes que estar bien... TaeRae no querría verte así de destrozado.
Ricky tenía razón, no podía mostrarme de bajón en estos momentos, no ahora.
Con otras palabras de ánimo suyas que me alegraron, salí a la calle, observando por casualidad a un sitio elevado de esquina con vigilancia.
Espera, ¡una cámara se seguridad!
De inmediato mis piernas comenzaron a correr al portal del edificio de TaeRae, tardando a penas sus diez minutos largos a la velocidad que iba.
Mi vista rápidamente empezó a moverse alrededor, intentando visualizar lo que tenía en mente.
¡Ajá! Había una medio escondida a causa de varias ramas que la rodeaban dirigiendo su lente a la entrada, justo lo que yo quería.
En el recuadro lleno de botones de todos los apartamentos que había, abajo tenía uno donde ponía "Recepción", siendo el que presioné para que me abrieran y entrar.
Un hombre en sus treinta y pocos, se puso detrás de una cristalera con un hueco, lo más seguro para recibir paquetes.
— Soy Jackson Wang, ¿en qué puedo ayudarle?
— Buenas tardes, si no es molestia me gustaría ver la cámara de seguridad del portal.
— ¿A qué se debe?
— Un amigo vive aquí, no he sabido nada de él desde anoche y me preocupa que le haya ocurrido algo.
— Bueno, venga conmigo.
Él no parecía muy convencido, pero aún así me dejó pasar a la sala de vigilancia con todas sus pantallas en funcionamiento.
— ¿Tiene idea de a qué hora pudo haber pasado?
— No sé... ¿Sobre las nueve tal vez?
Y en una de las pantallas, se visualizaba lo que la cámara grabó durante la noche por vigilancia.
El chico iba retrocediendo y adelantando la grabación, eso hasta que pudimos ver una cosa rara, o más bien una persona esperando a otra apoyado en el muro.
En un principio no le reconocí, pero a los minutos me di cuenta quién era.
No emitiendo ninguna sola palabra, continuamos observando, eso hasta que hubo alguien más que caminaba de espaldas a la cámara sujetando una bolsa.
Maldita sea.
Se adelantó unos minutos el vídeo, y lo que se pudo mostrar me puso los pelos de punta mientras mi respiración se cortaba repentinamente.
— Hijo de...
Murmuré apretando las manos y los dientes a la vez, terminando de ver ese encuentro con un final decepcionante y desgarrador para mí.
Lo último que vimos, fue como el chico que utilizó la fuerza bruta para dejar inconsciente al otro, se llevó el cuerpo contrario a cuestas después de tirar la bolsa por encima del muro.
— Wow, esto es... Nunca he visto nada igual, y supongo que conoces a ambos.
— Así es. Muchas gracias por tu ayuda.
Luego de agradecerle, me fui de ahí con un semblante totalmente serio y pensativo.
¿Quién se cree HanBin para hacerle todo eso a TaeRae? ¿A tanto a llegado para obtener mi atención?
Como le dijo ZhangHao, es un psicópata con todas sus letras en mayúsculas.
Un plan me vino al instante, y por eso no dudé en llamar al mencionado que me contó la verdad superando sus miedos.
— Hao, escucha bien lo que te voy a explicar, es momento de una pequeña venganza.
— ¿Qué? No entiendo, cuéntame lo sucedido.
Sung HanBin, eres hombre muerto.