Salida

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El domingo tan aclamado había iniciado con un amanecer precioso, totalmente digno de una película ambientada en las costas tropicales.

GunWook y yo, el jueves después de confesar cómo nos sentíamos, hablamos de un día en el coincidíamos sin planes, siendo el primero de todos el que daba por acabar la semana.

El viernes, ya habíamos previsto la quedada en el parque con YuJin, y estuve con ellos la tarde, disfrutando de los juegos infantiles y del pilla pilla, ya que también lo jugamos, terminando por mi parte con un cansancio descomunal y agujetas en las piernas, vamos como si hubiera ido a un gimnasio las 24 horas para trabajar los gemelos.

Ayer descansé todo lo que pude, e intenté ir a dar un paseo para que me diera el aire primaveral, lo digo así porque al final no salí por el dolor al caminar. Creo que debería de hacer más ejercicio y no mantenerme sin mover en el sofá como una foca tumbada.

En fin, regresando a lo principal... ¡Vería a GunWook!

La hora establecida de nuestro encuentro en frente de mi casa, era a las ocho y media de la mañana, queriendo ambos aprovechar el día al completo juntos.

Me levanté sobre las siete, y por eso vi a través de la ventana de mi habitación la puesta del sol en el horizonte, quedándome plasmado de lo bonito que era el color anaranjado en el cielo despejado.

No me quise tardar demasiado, yendo después de ver el amanecer a organizar las cosas de mis mascotas para mi ausencia, seguido de la ducha, donde el agua calentita me arropó por un corto periodo de tiempo hasta que me aclaré tanto la cabeza y el cuerpo.

Encima de la cama ya hecha, tenía dos conjuntos de ropa, dudando de cuál estaría mejor llevar para una primera cita aunque sea amistosa de momento.

En la izquierda, había un jersey verde oliva, una camiseta interior blanca y unos pantalones vaqueros claros medio rasgados a la altura de la rodillas.

En la derecha, había otro jersey, pero de líneas combinando el rosa y el dorado, otra camiseta interior y unos pantalones blancos rectos.

Ambos estarían con unas deportivas blancas y algunos complementos significativos para mí.

No supe elegir, entonces cerré los ojos e hice pito pito gorgorito entre los conjuntos, y al acabar miré donde mi dedo apuntaba, ganando el de la derecha.

Me vestí, peiné, y maquillé un poco, dándome cuenta que ya era la hora cuando observé de reojo el reloj.

No me gustaba dejar esperando a las personas, entonces fui a la entrada, donde me coloqué las deportivas y la chaqueta, para luego salir.

El sonido de un claxon hizo dirigir mi vista a un auto conocido, a donde yo me encaminé y me subí.

— Buenos días, Tae.

— Buenos días, hyung.

Intercambiamos palabras, quedándome al instante mirándole con una amplia sonrisa, estando él igual de feliz que yo.

— ¿Decidiste algún lugar al qué ir?

Le pregunté abrochando el cinturón de seguridad, ya que me dijo que él mismo haría nuestra rutina de hoy hasta la tarde.

— Sí, te va a gustar mucho, pero vamos a tardar en llegar como una hora y media.

— Está bien, tenemos prácticamente el día entero por delante.

Comenzó a mover el coche al sitio que de momento desconocía, encontrándome ansioso de lo que iría a ocurrir a cada hora.

Una conversación entre nosotros dos inició hablando de temas variados, tales como las clases en sí, preferencias, y hobbys. Con ella el trayecto se me hizo bastante ameno.

Al otro lado de la ventana, después de casi hora y cuarto, visualizaba ya una gran explanada natural con muchos árboles y plantas. No tardamos en acercarnos ahí para aparcar junto a otros automóviles en el parking principal.

Con curiosidad y asombro, abrí la puerta saliendo a la naturaleza que me recibió con oleadas de aire fresco.

— Estamos en un parque natural donde los animales están libres, hay miradores para poder observarlos y no asustarlos.

— Wow.

Se escapó de mis labios sin evitarlo, girando sobre mí haciendo una vista panorámica de aquel paisaje precioso e inmenso.

Empezamos a caminar en silencio, rodeados de un ambiente agradable que me causó comodidad mientras veía alrededor y GunWook lo hacía conmigo, aunque le pillé tres veces mirándome sin disimulo.

— Ven, aquí ya hay un mirador.

Me acerqué a la zona alta vallada con él, viendo a través del aparato pájaros diferentes, conejos, y ciervos junto a sus crías.

Presentía que me lo pasaría genial en esta cita.

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Como veo que os gusta la historia, la voy a estar publicando un día sí y otro no, así no tenéis que estar esperando tanto a la semana, je ♥


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