Verdades

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No quería subir los párpados mientras mi respiración se iba calmando, un poco de miedo se había instalado en mi interior.

Fui impulsivo, sí, pero no me arrepentía de haberlo hecho, porque él de vuelta me había besado, así que eso no era tan malo, ¿verdad?

Millones de escenarios posibles pasaron por mi cabeza, tanto positivos y negativos por si alguno de ellos se hiciera realidad.

Unas caricias en mis pómulos, provocaron que mis ojos se abrieran y mis pupilas fueran directamente a las suyas, observando como estas brillaban mirándome con adoración.

Con estas simples cosas, yo caía más profundo a todo su ser.

— ¿N-no vamos a seguir con la teoría...?

Vaya pregunta más tonta, si es que soy pésimo en estas situaciones por mi baja experiencia amorosa.

Entonces, se escuchó la risa melodiosa de GunWook, seguro ante lo que dije sobre la clase.

— Ya ha acabado, precioso.

Mis mejillas se pusieron rojas, más a causa de un beso en esa parte de mi rostro al terminar de decírmelo.

— Espérame afuera junto con Ricky, no tardaré mucho, tenemos que hablar.

Sabiendo a lo sé refería, asentí guardando mis cosas, saliendo de la sala para caminar a la entrada donde se encontraba Ricky con algunos papeleos sobre el escritorio.

Mi vista se dirigió a la cajita medio abierta, la cual tomé en mis brazos echando un vistazo a su interior.

— Hola, peques.

Los cachorros no eran recién nacidos, por lo menos ya tendrían un mes y poco más, y estaban buen cuidados, así que suponía que los abandonaron porque ya no podían tenerlos. Uno de ellos era completamente negro, mientras que los otros dos eran blanquitos.

Ellos, al escuchar mi voz, movieron su colita apoyándose en la esquina para mimos, y yo se los hice con gusto.

— Tres van a ser trabajo, yo tengo uno y ya me cuesta cuidarlo.

Comentó Ricky a lo suyo pero atendiendo a su alrededor.

— Lo sé, pero conmigo van a ser los reyes y reinas de la casa, no les faltarán de nada.

A los cinco minutos, regresó GunWook para poder irnos los dos juntos y conversar. Ambos nos despedimos de la persona de dentro, y seguidamente estuvimos en la calle.

Iniciar una conversación se me dificultaba, y más con el tema que se abordaría. Los nervios ya me estaban carcomiendo en el interior.

— Son unos perritos hermosos, los vi antes de entrar a enseñarte.

Sí, enseñarme a besar mejor dicho.

Nuestros pies los encaminamos a un banco a poca distancia del local, en el cual nos sentamos pensativos.

— Aún no me he fijado en su género, en casa tranquilamente los revisaré.

Seguí la plática, aunque el silencio estuviera en su mayoritario tiempo por parte de los dos.

Parecía que GunWook intentaba pensar bien las palabras antes de pronunciarlas, pero no me quejaba, yo estaba en su mismo bando para no cagarla.

— Bueno... Ya no tengo por qué seguir escondiéndome. Voy a sincerarme, TaeRae. Siento atracción hacia ti, y lo descubrí a medida que nos íbamos encontrando de repente. Tú personalidad burbujeante pero tímida me está cautivando de una forma inexplicable, y el remate de todo que me a revolucionado el corazón, ha sido el beso. He podido confirmar gracias a eso, que va más allá de una simple atracción y estoy teniendo sentimientos por ti. Ahora quiero saber de tu versión, ¿puedo?

Saber como se siente con respecto a mí, a hecho alterar a mi sistema de buena manera, con un montón de sensaciones a flor de piel que me hacían cosquillas en cada parte de mi cuerpo.

Ensanchando mis labios en una sonrisa boba, me uní de valentía para mirarle a la cara y comenzar a contar desde mi punto de vista.

— Desde que entré a la primera clase, llamaste mi atención en cuestión de segundos, aunque esa fue la segunda vez que me fijé en ti, porque ese día te vi antes en la tienda de convivencia de al lado. No creía que tuviera oportunidad contigo siendo mi profesor, así que me quité ese pensamiento tratando de concentrarme en otras cosas, pero ocurrieron nuestras coincidencias en distintos sitios. Como a ti te a pasado, a mí igual; en cada encuentro iba sintiendo nuevas cosas por ti. Y lo del beso... Pues... Fue involuntario, un impulso tonto que ya no podía contener al tenerte tan cerca, y que me lo correspondieras se me hizo irreal.

Y por fin nos habíamos dicho lo que realmente sentíamos, notándome yo incluso mi cuerpo más ligero tras soltarlo.

— TaeRae, me gustaría que tuviéramos citas como amigos, irnos conociendo más, ¿qué te parece?


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