Primer día de clase y estaba súper emocionado, e incluso, tal vez, un poquitín nervioso.
Quería saber cómo explicaría las cosas del libro el profesor que tendría, que por lo que me dijo ayer Ricky, era bueno en su trabajo y también agradable. Solo conocía su nombre porque me lo mencionaron, siendo este el de GunWook.
No hacía nada a la par, me suelo concentrar mejor en una cosa que en varias a la vez, soy de estas personas que van paso a paso para no agobiarme con cientos de problemas por resolver.
En casa, durante el día, antes de salir por la tarde en dirección a la autoescuela, me miré un poco los temas que íbamos a tocar. Prefería saber de antemano lo que me tenía que aprender, también eso me saturaba si no lo tenía en mente.
En fin, el orden y la planificación iba por delante de lo demás para mí.
Me había ido con tiempo, ya que quería ir anteriormente a una tienda de convivencia, necesitaba comprar algo de merienda.
A unos pocos metros de mi destino principal, me metí en una, donde me encaminé a la sección de comida refrigerada. Tomé un sandwich de atún y huevo, luego una botella de agua. Con ello en mano, me quise dirigir a la caja, pero una persona me llamó la atención.
Un chico no mucho mayor que yo, había pasado por mi lado a la misma zona en la que yo me encontraba... Y maldición, era totalmente de mi tipo de pareja ideal.
Mi vista le comía de arriba abajo, básicamente, babeaba ante su esbelto cuerpo y apuesto rostro intentando no ser descubierto. Antes de que él se diera cuenta, me fui a pagar lo que sujetaba.
El dependiente me pidió el dinero de las dos cosas que quería, y yo se lo di gustoso, luego salí de la tienda tras agradecer y comentar que tuviera buena tarde.
A unos pocos metros no muy lejos de la autoescuela, había un pequeño parque con toboganes y juegos para los infantes, al cual me dirigí para poder sentarme en un banco al sol y comer relajado.
— Me quedan 15 minutos todavía, perfecto.
Me dije a mi mismo mientras abría el empaque del sandwich, sacándolo casi de inmediato para darle un bocado y saborearlo como era debido.
Un sonido de satisfacción salió por mis labios. Delicioso.
Cada mordida era como tener en la boca un manjar del cielo, si es que yo me conformaba con poco.
Acabé las dos piezas sin prisa, luego bebí agua para no estar deshidratado y me levanté.
Empujé la puerta de la autoescuela cuando estuve delante del sitio, saludando de inmediato a Ricky.
— Buenas tardes a ti también, que tengas buena suerte en tu primer día. La clase es en la segunda puerta girando aquí a la derecha.
— Vale, muchas gracias.
Tras sonreírle, fui a donde me guió, entrando a una sala mediana decorada con carteles de señales de circulación y demás, y donde ya habían varias personas sentadas a lo suyo.
Me coloqué en las primeras filas, a pocos asientos de mis compañeros para no estar muy alejado de ellos, y saqué el libro junto a un lápiz por si nos hacía anotar alguna cosa.
Al final, éramos siete en clase sin contar conmigo.
De nuevo la puerta se movió, dejando ver al chico que prácticamente me comí con la mirada en la tienda de convivencia... Vaya casualidad.
Él nos observó a todos con una leve sonrisa, yendo al escritorio del centro de la clase donde puso encima su bolsa.
Espera, ¿él es quién creo que es?
— Buenas tardes. Antes de iniciar hoy, me gustaría contar de nuevas mi metodología, ya que Ricky me mencionó que se inscribieron dos personas más a la clase.
¿Cómo podría concentrarme si voy a tener a un profesor tan guapo enseñando?
A este paso, no conseguiría el carnet de conducir tan rápido como imaginaba.