Pequeño favor

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Mayo, un mes donde la temperatura comienza a subir y las flores empiezan a florecer, estaba iniciando con un clima intermedio, el cual para mí era el perfecto.

El aire frío corría suave, de forma delicada, pareciendo un cosquilleo en la piel, mientras que el sol, dejaba que sus rayos de luz traspasaran el humo blanco de las nubes para brindarnos ese leve calor que no era ardiente, provocando una sensación térmica agradable para estar andando libremente por la calle.

Yo, salí de casa por mí mismo, estando ahora tumbado sobre el césped limpio de un parque común no muy lejano de donde vivía, disfrutando de la soledad.

Mis ojos cerrados sin poder ver nada, el sonido natural de la naturaleza mezclado con los humanos de fondo... Qué paz me transmitía.

La sombra de un árbol me tapaba parte de la luz solar en la zona de arriba de mi anatomía, y para qué mentir, estratégicamente me había colocado así.

— ¡Tito, una estrella de mar!

Escuché cercano a mí, una voz infantil que lo más seguro se refería a mí, ya que tenía las extremidades estiradas.

Los niños tenían unas mentes llenas de brillantes ideas.

— YuJin, deja a esa persona relajarse, ven aquí y sigamos jugando en el tobogán o los columpios.

— Está bieeeen.

Algo en esa voz adulta, me pareció familiar, y por eso subí los párpados para observar a mi alrededor, en concreto al infante de unos cuatro años junto a un chico de espaldas a mí alejándose.

¿Ese no era...?

No puede ser, mi imaginación ya le veía en cualquier sitio, tampoco le quiero manifestar de tanto pensarle.

Volví a cerrar los ojos, pero esa sensación de conocer a aquella persona, no se me quitaba y me impedía relajarme al completo como antes.

Soltando un suspiro, puse recta mi columna vertebral para sentarme y luego levantarme ayudándome del suelo, sacudiendo mis manos quitando una poca tierra a los segundos.

Mi vista divagó a cada lugar del parque infantil, buscando con la mirada a esa cierta persona que vivía libremente y gratis en mi cabeza las 24/7.

— ¡Más alto, tito! ¡Quiero llegar al cielo!

De nuevo ese tono de niño pequeño acompañado de varias risas de adrenalina, pude escuchar a unos metros de mí en los columpios.

¿Por qué tenían que estar de espaldas a mí? Así no podía descubrir con disimulo si de verdad era él.

Mientras que ellos estaban a lo suyo, me fui acercando con lentitud, posicionándome a dos metros como si estuviera dando un paseo por ahí.

Movía la cabeza a los lados, luciendo normal para que no notaran que lo hacía a propósito.

De forma natural, les vi a los dos, siendo uno de ellos mi crush de hace ya un mes jugando con el niño, que por lo que decía este, era su tío.

Así que GunWook tenía un hermano o una hermana que había formado una familia, qué bonito.

Creo que se dieron cuenta de que alguien, osea, yo, les observaba, ya que sus ojos fueron a mi dirección curiosos.

— ¿TaeRae?

Ya que habían notado mi presencia, mis pasos fueron hacia delante, disminuyendo nuestra distancia mientras sonreía a ambos.

— Hola, hyung. ¿Disfrutando de la tarde del viernes?

— Así es, y con una compañía arrasadora y traviesa.

Supuse que se refería al pequeño, entonces me acerqué a él bajo su atenta y tierna mirada para ponerme a su altura subido al columpio.

— ¿Eres amigo de mi tito?

— Soy alumno suyo, estoy aprendiendo a conducir. Mi nombre es Kim TaeRae, ¿y el tuyo?

— ¡Soy Han YuJin, y tengo casi cuatro añitos!

Me respondió con energía feliz sonriente, mostrando con sus deditos cuantos cumpliría ya este año.

— Aigo, qué tierno eres. No des muchos problemas a tu tío, que no queremos darle sustos.

— Yo me porto muuuy bien, ya soy lo suficiente mayor.

— La verdad que no tenemos queja con él, es obediente y pocas veces hace berrinches.

Añadió GunWook medio riendo mientras me ponía recto, que si no me dolería la espalda.

— Es un torbellino de emociones positivas para todos.

— Eso es lo mejor, no habrá aburrimiento con él en casa.

— Pues no, mi hermana y mi cuñado tienen mil ojos solo para este pequeñajo, espero que no quieran tener más en el futuro.

— Eso es decisión de ellos, a lo mejor ya lo tienen planeado.

Nuestra conversación se vio interrumpida por el sonido de una llamada entrante de un teléfono que no era el mío, la cual GunWook tomó separándose un poco de nosotros.

— ¿A que mi tito es guapo? Necesita a alguien para amar, y creo que tú eres el ideal.

Escuché a YuJin hablarme, entonces mi mirada fue a él, y lo que contó, me sorprendió bastante.

— ¿Me haces un pequeñiiito favor? Hazle feliz estando a su lado el tiempo que puedas.


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