Capítulo 5. Tang Tang se prepara para engañar a su abuela.

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-¿Oh? ¿De verdad dijo eso?

El edificio del pequeño patio en la esquina suroeste de la mansión Li, todavía está en ruinas, pero los muebles se ven mejor que antes. La cálida luz del sol entraba por las pequeñas ventanas, iluminando la apariencia de la habitación de un funcionario.

Su Huaijing se apoyó en el pequeño sofá para leer un conjunto de estrategias de ajedrez, junto a un conjunto de piezas, después de escuchar el informe, hizo una pausa y detuvo el hojeo de las páginas, debido a que estaba interesado, se levantó:

-¿Lo escuchaste tú mismo?

Xingfeng paró en seco, sus párpados se movieron sin control al oír las palabras.

Su maestro no preguntaba más de dos veces seguidas, por lo que esto significa que está interesado.

La última persona que le interesó fue...

El cuerpo que le pidieron enterrar.

Xingfeng dijo:

-Este subordinado lo escuchó personalmente, cada palabra es cierta.

Su Huaijing sonrió, su mirada mostraba su confusión y dudó un momento en hablar, Xingfeng no sabía lo que estaba pensando, así que se arrodilló y pidió un castigo.

-Este subordinado debe ser condenado, Maestro, no me di cuenta de que habían espías a mi alrededor, por favor Maestro, castígueme.

Los pensamientos de Su Huaijing estaban perturbados, al ver esto, levantó la mano para que se levantara.

-Desde anoche hasta ahora, durante esta noche, ¿viste a alguien sospechoso?

Al oír esto, Xingfeng puso cara de preocupación, y dijo honestamente:

-Ahí es exactamente donde radica mi sospecha, las palabras del joven príncipe son ciertas, pero mis subordinados no han encontrado a ninguna persona con un comportamiento extraño durante estos días.

-Solamente no te diste cuenta -Su Huaijing dejó el manual de ajedrez y volvió a poner una pieza de ajedrez en el final del juego-. Por supuesto, él está mintiendo.

-Pero lo que dijo no parece ser falso. -Xingfeng frunció el ceño.

Su Huaijing levantó la mano para interrumpirle, contemplando el tablero de ajedrez chino, pensando un momento.

Al poco rato, sus manos tenían unos discos blancos y negros, y alternaba algunos movimientos en el tablero, resolviendo la partida y sonriendo suavemente.

-Hay otros además de él, quizá tenga otros medios, pero no importa.

Xingfeng aún quería decir que había que estar en guardia contra el joven príncipe, pero Su Huaijing se saltó el tema y preguntó:

-Liuyun, ¿ya regresó?

Xingfeng lo miró.

-Ayer recibí una paloma mensajera, diciendo que había resuelto el problema en Sichuan, ahora se dirige a la Capital y llegará en menos de dos días.

-Mmm -Su Huaijing asintió-. Después de que Liuyun regrese, haz que se ocupe del asunto de los Guardias Xiuyi, no muestres tu cara por el momento.

El día que el padre y la hija de la familia Li fueron drogados, Xingfeng fue trasladado, y sin duda vio el sello de los Guardias Xiuyi, por lo tanto, Su Huaijing tuvo que comenzar su investigación.

-Sí -dijo Xingfeng.

Su Huaijing se levantó y se estiró, la luz primaveral fuera de la habitación era la adecuada, habían papalotes de papel volando en el cielo en la esquina noroeste del pequeño patio, y las risas de las jóvenes se oían débilmente.

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