CAPÍTULO 4

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¹ Primero que nada he de aclarar que hay mención de homosexualidad (Ross no es lesbiana, jamás ha estado con un hombre ni intima ni amorosamente)

² Buenas noches, ando es en velocidad con las actualizaciones.

Besitos.

Rosse Jones

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Rosse Jones.

El Distrito Rojo es un lugar peculiar lejos, muy lejos de la mano de dios, donde cualquier atrocidad aquí aunque no es legal es ignorada y jamás recibe su castigo.

He estado aquí desde que tengo uso de razón y gracias a Carolina, mi abuela, Ryan no fue consumido por lo que este lugar significa.

Sin embargo no puedo decir lo mismo de mi, he hecho cosas malas, no atroces pero si malas, no estoy orgullosa pero con tal de proteger a Ryan y darle una vida segura y próspera, soy capaz de matar.

Intento mantener aquello en el pasado, lejos de lo que soy ahora, sin embargo una vez que el Distrito te consume, lo que fuiste antes aunque no lo quieras es lo que serás siempre.

Giro el cuchillo sobre mi mano y lo observo, está desgastado y algo oxidado, el mangos se cae y el recuerdo de el sobre el cuello de ese tipo viene a mi mente.

Espero no volver a verlos.

Hice muchas cosas con el cuchillo, mismo que me dió Milan cuando entre el primer día a trabajar, decia que uno nunca sabía lo que podría pasar en algún lugar de los que solía visitar.

Milan me hizo hacer muchas cosas.

Es jodido porque la mayoría de esas cosas las hice pensando en dinero y es increíble lo que la necesidad te lleva a hacer, he visto a gente matar, morir y robar por un poco de dinero.

Yo no soy diferente a ellos así que no me atrevo a juzgar.

Debería ser más egoísta y pensar solo en mi, o al menos eso dice Hana cuando me da largos sermones, Ryan tiene dieciocho y ya es un hombre, dice que debería dejarlo ver el mundo y buscar su lugar, pero es mi única familia y la única persona que amo sinceramente.

El egoísmo no es lo mío, pese a que aveces me la tiro de malota tengo un corazón de pollito.

Patético.

Suspiro y guardo el cuchillo en una de las gavetas de la habitación, miro la puerta y me decido a salir, he estado encerrada desde hace días temiendo que esos tipos peligrosos vengan por mi.

Si voy a morir lo haré con dignidad, no escondiendo me como una cobarde.

Camino hacia la puerta y la abro encontrando me de frente con Sol quien estaba a punto de tocar, atrás de ella está su hija mayor, Luna.

Originales los nombres.

Buenas tardes.— dice ella mientras me mira nerviosa, pese a que ella es mayor que yo y tiene la experiencia de los años he notado que la pongo nerviosa, aveces cuando estoy cerca titubea o se enreda al hablar.

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