Demian Mekris.
He trazado un plan infalible para que Daemon acepte a la pequeña de ojos azules como nuestra mujer, es decir que debo hacer que a el le gusta tanto como me gusta a mi.
No es difícil aunque parezca, Daemon es un hombre misterioso pero que si sabes leer notas lo sencillo y fácil que es de convencer, bueno, al menos si de mi se trata.
Conozco a su tipo de mujer y aunque la enana no es lo que precisamente le gusta puedo llegar a hacer que lo sea.
Bueno al menos eso es lo que creo.
Observo mi reflejo en el espejo del elevador, Daemon está del otro lado hablando por teléfono de lo que sucedió con su ahora ya difunda prometida.
Contempló mi espectacular reflejo y me lanzo un beso, la cortaba está como rara.
Me la puse mal.
Me burló de mi y me giro riendo hacia el mientras señaló, me observa fijamente sin quitar esa expresión seria, una de las damas que nos acompaña intenta acercarse para arreglarla pero cuando su mano toca la fina tela Deamon le da un manotazo y empieza a arreglar la el sin dejar de hablar por teléfono.
— Evita decir estupideces, he matado por solo una mala mirada, no querrás ser tu quien le haga compañía a la pendeja aquella.— su voz suena ronca, mantiene una expresión neutra pero lo conozco bien para saber que está situación lo estresa.
Una mujer habla desde la otra linea y reconozco su voz, es la mano derecha de nuestro padre Dorian.
Arregla mi cortaba y la coloca en su lugar, giro para mirarme de nuevo al espejo y sonrió, ahora sí me veo espectacular, ambos vamos vestidos a juego, ya es por así decirlo una costumbre.
Llevo un traje negro con detalles de rosas en el mismo tono, son visibles por los pliegues del hilo con las que fueron echas, y el va igual, la única diferencia es que sus rosas son un poco más pequeñas y son más.
Termina su llamada suspirando, el elevador se detiene en la última planta donde está el restaurante, los cuatro bajamos, Daemon va del brazo con su acompañante la hija de un posible socio mientras que yo voy con la hermana menor de está, la misma a la que le dió el manotazo.
El restaurante está situado en lo más alto de New York con una vista increíble, en la entrada nos atiende una mujer la cual nos lleva a nuestra mesa, misma que está en el centro de todo el lugar, allí en ella nos esperan algunos socios.
Daemon es el primero en hablar, a el no le interesa ser caballeroso así que le hago señas a Caín para que abra la silla de Mariah mientras que yo abro la de su hermana Danna y luego me siento frente a ella, hay al menos tres hombres y otras tres mujeres en la mesa con nosotros.
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PARCA [ The Greeks I ]
RomanceCuando escuchas la palabra Parca lo primero que viene a tu mente son los mitos y leyendas que hay alrededor, la mas conocida es la que narra a las hilanderas, mujeres encargadas de tejer y cortar los hilos de la vida y la muerte decidiendo así quien...