CAPÍTULO 12

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Daemon Mekris.


Demian se fue con cinco de mis hombres más confiables y no ha vuelto, se está volviendo loco, jamás ha matado por una mujer que no sea nuestra madre, jamás se ha perdido de esta forma la cabeza .

¿Que carajos tiene ella?

Cómo carajos logra hacerlo perder la razón y que piense como idiota, maldita sea la hora que se cruzó con el.

— Deja de mirarla así.— escucho la voz de Aegan, está recostado en el marco con los brazos cruzados mientras se mantiene serio.— creo que deberías cambiarla.

La miro y niego.

— No pienso tocarla.

— Está sucia, llena de sangre y esa ropa está rota.— tiene razón, el vestido bonito que llevaba puesto hoy en la mañana está lleno de sangre, tierra y está desgarrado en algunas zonas.— si no haces tu al menos deja que yo lo haga.

Intenta acercarse para tomar sus zapatillas blancas pero evito que la toque, suelta un risa burlona que me hace mirarlo mal.

— Yo lo haré.

— Bien señor gruñón.— se aleja y sale de la habitación, voy al baño por agua, un paño pequeño y el botiquín de primero auxilios de Demian.

Suele cortarse siempre con las hojas que usa para pintar o golpearse por lo cual siempre lleva uno con el.

Respiro profundamente antes de sentarme en la orilla de la cama y empezar a desvestir la con sumo cuidado, luce tan tranquila como si no estubiera golpeada y la hubiera pasado mal. Cómo si nada fuera capaz de perturbar su sueño.

¿Cómo puede dormir bien después de eso?

El vestido está hecho mierda por lo cual lo quito junto a sus zapatillas dejando la en ropa interior, mojo el trapo y lo paso por las zonas sucia que son cuello, piernas, brazos y pecho notando las marcas de manos que se empiezan a tornar moradas en su piel pálida.

La sangre me hierve y puedo entender a Demian, diría que esperó que sufran pero conociendo lo bien hara que esos cabrones vean el infierno y deseen morir.

La piel de Rosse es extremadamente blanca, manchada por la tinta de los tatuajes que adornan su piel, alguno son finos y están dispersos mientras que otros son un poco mas elaborados.

Intento ser lo más delicado que puedo dejando la limpia, tomo el botiquín y con gasas y alcohol limpio su rostro, tiene el labio roto y un poco hinchado, hay morados en la mandíbula y mejilla, cuando limpio su rostro hace una mueca y suelta un quejido.

Al terminar busco algo de Demian y se lo pongo tapando la con la cobija.

— Ya puedes entrar.— Aegan entra con una taza blanca.

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