Cap19: El hombre que enamoró a un dios

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Contraparte 01, 110 años atras, Ciudad de Eldenhill

Narra Jadras:

Ya han pasado 25 años desde que comencé a estudiar el culto de los hijos de Arceus, todo por poder verlo aunque sea una vez, ha sido una ardua y compleja tarea que ha llevado gran parte de mi vida, obtener sus favores magicos me han echo entender quien son ellos en realidad, todavía recuerdo la conversación que tuve con Articuno o las enrevesadas pruebas de Cobalion, ver el recorrido qué he echo me ha abierto los ojos a una nueva perspectiva tanto para los pokemon como las personas, ahora, solo me falta uno, se dice que lleva siglos sin aparecer oculto en el centro del universo a la espera de una llamada, aun así, mi camino acaba en el Templo de Arceus tanto este alli o no. Terminé de guardar mis libros sobre los escasos apuntes que hay de Arceus, bajé de la habitación de la posada donde me hospedaba, me dirigí hacia la barra pagando mi estadía junto a un poco de comida, hoy será mi ultimo viaje debo prepararlo bien, salí fuera de la posada, era un dia maravilloso el sol brillaba intenso las calles de Eldenhill estaban abarrotadas y animadas pronto será el día de los sabios sera un honor asistir a este festivo como invitado de la ciudad, anduve por la zona comercial dirigiendome a la salida de la ciudad, todos me miraban como si de un rey fuese desde que conseguí la categoría de Gran Sabio por cada ciudad que cruzo las personas y pokemon me reconocen, no puedo quejarme son muy hospitalarios conmigo pero no me agrada mucho eso de ser un Gran Sabio, prefiero ser uno más como antes y vivir en paz, sin embargo, yo elegí este camino debo acabarlo por aquellos que perdí en el trayecto y los que conocí.
Los bosques estaban comenzando a florecer y llenarse de vida, la primavera esta llegando, mientras andaba vino a mi unas palabras marcadas en fuego, fue en lo alto de la Montaña Mond cuando Cresselia se presentó ante mi, lo recuerdo como si hubiera sido ayer, me dijo "Jadras, eres quien va a decidir el futuro de todos nosotros, el eje principal de Arceus", jamas comprendí porque un mortal como yo fuese a ser el eje principal de un dios, a parte el eje sobre que...no pude sacar mucho sobre el tema Arceus nunca se había presentado a la humanidad tan solo aparece en las escrituras sagradas, es posible que en el templo no este pero hay algo dentro de mi que me indica la contrario, no se si llamarlo fe o necesidad, llevo mucho tiempo buscando esto sabiendo que la posibilidad que no se encuentre exista, sin embargo, algunos legendarios me han dado indicios sobretodo Cresselia...dejaré de darle vueltas y me centraré en llegar al templo no resuelvo nada inmiscuyendo sobre lo mismo.
Llegué a un pequeño poblado, no residía mucha gente en él pero parecía alegre, me encaminé hacia un pozo comunal las aldeanos me miraban pero no era como en las ciudades, eran rostros de extrañeza, me he mal acostumbrado a los halagos continuos, use el cubo del pozo recogiendo un poco de agua, mientras me resfrescaba y llenaba mi cantimplora oí una voz.

Anciana:(se acercó a Jadras viendole de arriba a abajo)perdone, ¿es usted Jadras el Sabio?

Jadras:(le pareció entrañable la mujer)asi es, encantado de conocerla, necesita algo.

Anciana:(miró en dirección al templo, se dirigió algo preocupada a Jadras) Arceus lleva un tiempo aquí, pero lo noto raro, tu eres un Gran Sabio puede ir a ver que le sucede.

Jadras:(su rostro serio no mostraba la sorpresa que en si tenía)como sabe qué Arceus esta aqui, nunca se ha mostrado ante la humanidad, a parte es un dios no entiende de cosas mundanas como nosotros.

Anciana:(sonrió, se dirigió a paso lento hacia una de las casas)entonces ve a verle, yo hace mucho tiempo que lo conozco, suerte Gran Sabio.

Se fue sin decir otra palabra más...es imposible...no..no puede ser, Arceus nunca se ha mostrado, debo ir al templo cuanto antes. Como llegué al poblado me fui, cruzaba un sendero boscoso que poco a poco desaparecía hasta llegar al Campo de los Petalos Nevados, era una enorme extensión envuelta de hermosas flores blancas, justo en medio se alzaba portentoso y repleto de grandeza, el Templo de Arceus, nadie sabe cuando se hizo solo que siempre estuvo ahí, construido con marmol y piedras porales dandole un reluciente color blanco, su arquitectura era inigualable jamas vista en años utilizando unos arcos decorados en su entrada junto a su puerta de entrada de un color verde jade. Comencé a subir las escalinatas hacia la entrada y mis pasos eran pesados, 25 años para estar aquí, 25 años solo...para verlo, me planté delante de la puerta, pasé mi mano por su suave superficie haciendo erizar mi piel, abrí la puerta. Su interior era como viajar a otra epoca, me encontraba en una enorme sala a modo de capilla, mirara a donde mirara habían cuadros, esculturas, estanterías llenas de libros, el arte humano puesto en un mismo lugar, anduve por el pasillo principal viendo las esculturas, todas de los legendarios, Zekrom, Moltres, Suicune, al final había un altar quiza este lugar en su antigüedad lo usaban para rezar, ahora nadie viene aquí, al acercame al altar había una frase en un idioma que no conocía "fortis fortuna adiuvat", que significará, revisé el altar con más atención pero no tenía más detalles, de pronto una sensación extraña me invadió era como si alguien me mirase. Alcé la vista hacia el pasillo principal y vi a alguien, era una mujer, su presencia era imponente como ver la primera estrella de la noche, su pelo lacio plateado cricundaba hacia abajo serpeteante como un rio, su piel blanca era pulcra como el mismo marmol que constituye el templo, sus ojos verdosos centellearon casi como si hablasen, era la mujer más bella que jamas había presenciado en mi vida a su lado yo era un ser del fango comparado a ella, desde el altar nuestras vistas se cruzaron y no me sentía digno de ver tales ojos. Comenzó a andar hacia mi, no sabía qué hacer, volví a mi adolescencia, respiré profundo cuando la preciosa mujer se plantó ante mi, verla de cerca era un regalo, parecía tener mi edad y la superaba en altura pero me sentía muy pequeño a su lado.

 Las lineas de tus manosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora