Bill, Tom y Georg son los alfas más deseados de todo Berlín. Hijos de buenas familias, guapos y jóvenes, se la pasan viviendo la vida a mil, entre fiestas, alcohol, drogas y omegas. Todo iba de maravilla hasta que una noche en una de sus tipicas fie...
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--Georg Listing -- 20 años --Alfa
POV'S Bill
Me removí en mi cama escondiéndome de la luz que se filtraba por la cortina de la habitación.
Por alguna extraña razón, mi cuerpo se sentía extremadamente cansado y adolorido.
Giré mi cuerpo un poco a la derecha, chocando contra otro cuerpo.
--Hmmm-- escuché que se quejaba.
Me levanté sobre mis codos y vi que Georg dormía plácidamente a mi lado.
¿Desnudo?
Destape su cuerpo para ver si llevaba su ropa interior pero no, miré mi cuerpo para ver mi ropa interior y no.
Estaba como Dios me trajo al mundo.
Que carajos!
¿Por qué estába durmiendo desnudo junto a Georg? Osea, no es como si no hubieramos dormido juntos antes pero nunca sin ropa !!
El sonido de la puerta abriéndose hizo que tomara las sábanas y cubriera mi cuerpo.
--Despertaste-- Tom se acercó a la cama sacando una pastilla de la funda junto con una botella de agua.
--Tomatela-- se sentó frente a mi y me puso la pastilla en la mano.
Miré el pequeño círculo blanco en mi mano, descifrando que tipo de pastilla era.
--¿Por qué debería tomarme una pastilla del día después? -- le dije mirándolo extrañado.
Tom solo sonrío socarron, alzando su mano para acomodar un mechón tras mi oreja.
--La verdad, me encantaría tener un hijo contigo Billy-- dijo suavemente, mientras besó el dorso de mi mano.
Ah?
--¿Por qué hacen tanto ruido? -- la voz ronca de Georg interrumpió mientras se abrazaba a mi cintura desnuda.
Tom se sentó al otro lado de mi, dándole un manotazo a Georg en la espalda para que esté me soltara y luego procedió a abrazarme él.
--Auch Tom, qué putas ? -- se quejó Georg sentándose a mi lado, mostrando su abdomen bien trabajo.
--Te dejé dormir con Bill para ir a comprarle la pastilla y abusas de su confianza abrazándolo, muérete Georg-- Tom le volvió a dar un manotazo a lo que el castaño se volvió a quejar.
--Ya callense los dos-- grite levantandome de la cama y cayendo al suelo por un dolor punzante en mi espalda baja.
--Bill-- gritaron ambos yendo a socorrerme.
Tome ambas manos para ponerme de pie, mis piernas temblaban ligeramente y sentí un líquido viscoso escurrirse de mi entrada.
