Capítulo 8

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Pov Bill

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Pov Bill

Me levanté alrededor de las 10 pm, Tom todavía seguía durmiendo profundamente a mi lado en la cama. Me senté y lo miré durante unos segundos, su rostro estaba relajado y se veía hermoso y sexy, muy sexy, cubierto por esa sábana blanca que llegaba hasta la V de su cintura, dejando a la vista su torso medio bronceado.

Acerqué mi mano y acaricié su rostro.

Tenía que irme antes de que despertara, tomé mis cosas y me di una ducha rápida, era una suerte que Tom durmiera como una roca, se podía caer el edificio por un terremoto que este hombre seguiría durmiendo como si nada.

Una vez listo, agarré las llaves de mi auto y salí del edificio, no quería ir a mi casa porque de seguro Georg pasaría a buscarme allí,  así que decidí hacer un pequeño viaje hacia las afueras del ruidoso Berlín. Necesitaba aire para poder pensar con claridad, sentía que toda esta situación se me había escapado de las manos.

Tal vez, mi padre tenía razón después de todo. 

Luego de conducir alrededor de una 1 hora y media, llegué a un pequeño pueblo llamado Spandau, era como si estuviera en un poblado fantasma, quien en su sano juicio dormía o cerraba las tiendas y locales a las 11h30 de la noche?  Con razón que era un pueblo pequeño sin nada de turismo. 

Antes de seguir de largo y conducir media hora más hacía Magdeburgo divisé una discoteca abierta con unos omegas con disfraces muy comprometedores que atraían a la gente para que entraran a consumir en el bar, unos tragos me ayudarían a pensar con claridad. Parquee mi Cadillac cerca de la entrada de la discoteca y enseguida dos preciosos omegas vestidos de ángeles, muy pecadores diría yo,  me abrieron la puerta del auto para luego colgarse de mis brazos y llevarme con ellos dentro de aquel lugar.

--Eres muy guapo, no suele haber tipos como tú en estos lugares-- habló el chico rubio de ojos verdes vestido de ángel.

--Alex tiene razón, de dónde vienes guapo? --preguntó el otro ángel de cabello castaño rizado de ojos azules.

Ambos chicos habían entrado conmigo al lugar hasta llevarme a un apartado donde más omegas iban disfrazados de varias cosas, monjas, diablitos, enfermeras, gatitas o simplemente caminaban por ahí con su lencería fina que únicamente tapaba sus pezones y sus pollas. 

--Me escapé del infierno, pero no sabía que tan rápido se iban abrir las puertas del cielo para mi encontrándome con dos preciosuras como ustedes -- dije mirando a ambos chicos. 

Los dos se acurrucaron contra mi mientras mis brazos rodeaban a cada uno.

--¿Cómo te llamas? --preguntó el castaño 

--¿Realmente necesitas saberlo bebé?--  miré sus ojos azules y lamí mis labios. 

--Claro, sino ¿ qué gritare cuando tu polla me esté perforando tan profundo hasta hacerme venir? 

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